23-11-2024 09:27 PM Tiempo de Jerusalén

El asesinato de Laqqis y los cálculos que hay detrás

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Todas las indicaciones apuntan a que Israel estuvo detrás del asesinato, con una ligera probabilidad de que otra parte estuviera involucrada.

¿Quién tomó la decisión de asestar un golpe doloroso a la Resistencia Islámica del Líbano asesinando a uno de sus jefes militares, Hassan al Laqqis? ¿Quién planeó la operación y quién decidió llevarla a cabo en este momento en particular? ¿Sobre qué base y en interés de quién? ¿Y cuáles son los objetivos buscados por esta acción potencialmente explosiva?

Todas las indicaciones apuntan a que Israel estuvo detrás del asesinato, con una ligera probabilidad de que otra parte estuviera involucrada. Eso es por lo que no le llevó mucho tiempo a Hezbolá -en base a su larga experiencia con los israelíes- de apuntar el dedo hacia Tel Aviv, incluso aunque el Ministerio de Exteriores de la ocupación fue rápido en negar su implicación.

El mismo día del ataque, fuentes diplomáticas occidentales afirmaron estar preocupadas por la posibilidad de que Israel intentara eliminar a uno de sus oponentes sugiriendo que el acuerdo entre Occidente e Irán sobre el tema nuclear era el objetivo real de la operación. Israel está irritado por la posibilidad de que sus aliados occidentales vayan demasiado lejos en lo que se refiere a poner en peligro sus intereses estratégicos, revelando así las profundas contradicciones que existen en la relación entre esos países y el estado sionista por primera vez.

Pero, echemos una mirada a cómo Israel concibió este atentado.

En primer lugar, Israel sabe bien que no podría llevar a cabo un ataque contra Irán directamente, dado que Occidente no está en posición de respaldar tal acción tras llegar a la conclusión de que la opción militar a la hora de tratar con Teherán ya no es posible.

Y si Israel hubiera escogido eliminar a un científico nuclear iraní, como ha hecho en alguna ocasión anterior, esto le habría puesto en una difícil posición frente a sus aliados occidentales sin alcanzar nada desde el punto de vista político o de otro tipo.

El intento de Tel Aviv, pues, era el de enviar a Occidente el mensaje de que Israel no está dispuesto a actuar en línea con las prioridades de sus aliados, mientras que al mismo tiempo dice a Irán que la guerra contra su programa nuclear y su influencia regional no ha terminado.

En segundo lugar, Israel ha llegado a comprender que Damasco y sus aliados han tomado una decisión estratégica de que los ataques ocasionales sionistas contra objetivos sirios no merecen una respuesta, al menos en el momento actual, en que el país hace frente a una agresión internacional.

De este modo, Israel ha quedado con pocas y limitadas opciones para servir a sus intereses y decidió asesinar a un prominente líder militar de la Resistencia Libanesa, enviando un mensaje directo a Hezbolá en el sentido de que el estado sionista es todavía capaz de asestar golpes dolorosos sin la ayuda de nadie. En el caso de Irán, Tel Aviv quiere dejar claro que rechaza todo lo que fue acordado con Occidente.

El asesinato buscó también enviar un mensaje de solidaridad a los “nuevos aliados de Israel”, tales como Arabia Saudí para decirles que “nuestro enemigo es uno” y animarles a que resistan las presiones occidentales en relación a Irán y Siria. Es como si Tel Aviv quisiera tranquilizar a Riad: “Estamos con vosotros en las trincheras, y no a través de declaraciones”.

Pero, ¿qué piensa Israel sobre la posible respuesta de Hezbolá a este crimen?

Aquí sólo podemos especular. ¿Estuvo el asesinato dirigido a provocar una guerra regional, que Israel cree iría en su favor, dado que Hezbolá e Irán están ocupados defendiendo al gobierno sirio? Es también posible que Tel Aviv haya calculado que, al igual que el régimen sirio, la Resistencia Libanesa no esté preparada para una guerra más amplia en este tiempo y, de este modo, no respondería.

Sin embargo, existen indicaciones de que Israel puede haber hecho un mal cálculo. La forma en que Hezbolá anunció el martirio de Laqqis y la velocidad con la que él fue enterrado en circunstancias excepcionales -sin, por ejemplo, una declaración del secretario general, Hassan Nasralá- sugieren a aquellos que conocen la forma en la que la Resistencia opera que, de hecho, su respuesta no tardará en llegar. Esperemos y veamos.

Al Akhbar