Dos congresistas norteamericanos han introducido una resolución para que se publique un informe que vincula a responsables saudíes con el 11-S.
Desde que los atentados terroristas en EEUU tuvieron lugar el pasado 11 de septiembre, las víctimas, incluyendo los supervivientes y las familias de los fallecidos, han intentado sin éxito descubrir la auténtica relación entre los 19 secuestradores -incluyendo 15 saudíes- y los atentados. Muchos medios han señalado que varios de los secuestradores poseían estrechos vínculos con la familia real saudí y que ellos habrían podido recibir incluso dinero de miembros de aquella, señala un artículo de Jamie Reno publicado en el International Business Times.
A principios de este año, los congresistas Walter B. Jones (Republicano por Carolina del Norte) y Stephen Lynch (Demócrata por Massachusetts) tuvieron acceso a un informe de 28 páginas del Comité de Inteligencia conjunto que investigó los atentados y que data de finales de 2002.
“Yo estuve absolutamente sorprendido por lo que leí”, dijo Jones al International Business Times. “Lo que era tan sorprendente es que aquellos en los que pensamos que podíamos confiar realmente me decepcionaron”.
La opinión pública podría pronto tener acceso a estos documentos secretos. La pasada semana, Jones y Lynch introdujeron una resolución en la Cámara de Representantes que pide al presidente Barack Obama que desclasifique el informe de 28 páginas que fue clasificado originalmente por el presidente George W. Bush, en base a que su publicación “violaría la seguridad nacional”.
Una multitud de fuentes, como la CBS News, Newsweek, el New York Times y otros medios, dijeron a IB Times que el informe señala claramente que el gobierno saudí tuvo un papel, al menos indirecto, en el apoyo a los terroristas que perpetraron los atentados del 11-S.
El antiguo senador Bob Graham (Demócrata por Florida), que encabezó la investigación conjunta en 2002, ha estado pidiendo la desclasificación del informe desde hace tiempo. Él dijo a IBTimes que “el gobierno saudí incuestionablemente estuvo apoyando a los terroristas que vivían en San Diego. No puedes tener a 19 personas viviendo en EEUU durante, en algunos casos, casi dos años, tomando lecciones de vuelo y realizando otras actividades sin que alguien pague por ello. El FBI y la CIA han suprimido esta información de tal modo que el pueblo de EEUU no conozca estos hechos”.
Jones insistió en que la publicación del informe secreto de 28 páginas no viola la seguridad nacional, sino que podría afectar a las relaciones de EEUU con algún gobierno extranjero, principalmente el saudí.
El informe habla concretamente de dos saudíes que vivían en San Diego, Omar al Bayumi y Osama Basnan. Ambos abandonaron EEUU hace mucho tiempo.
A principios de 2000, Al Bayumi, que había trabajado para el Ministerio de Defensa de Arabia Saudí, invitó a dos de los terroristas del 11-S, Khalid Almihdhar y Nawaf Alhazmi, a San Diego desde Los Angeles. Él dispuso que los dos futuros terroristas vivieran en un apartamento y les dio 1.500 dólares para que pagaran dos meses de renta.
En lo que se refiere a Basnan, Newsweek informó que él recibió pagos mensuales durante varios años -por un total de 73.000 dólares- del entonces embajador saudí en EEUU, principe Bandar bin Sultán (el actual jefe de los servicios de Inteligencia saudíes e íntimo amigo del presidente George W. Bush), y su esposa la princesa Haifa Faisal. Este dinero terminó en manos de los terroristas, según el informe. A pesar de ello, las autoridades norteamericanas permitieron a Basnan regresar a Arabia Saudí.
El informe habla también de Abdussattar Shaikh, un agente saudí del FBI en San Diego, que dijo a Newsweek que era amigo de Al Bayumi y que invitó a dos de los terroristas a vivir en su casa. La Administración Bush no permitió que Shaikh fuera llamado a testificar ante la Comisión del 11-S.
Graham añade que hubo una investigación también en Sarasota, Florida, y que sugiere una conexión entre los secuestradores y el gobierno saudí.
La investigación, que tuvo lugar en 2002, menciona al millonario saudí Abdul Aziz al Hiyyi y a su esposa Anud, cuya vivienda en EEUU era propiedad del padre de esta última, Esam Ghazzawi, un consejero del sobrino del fallecido rey Fahd, príncipe Fahd bin Salman bin Abdul Aziz bin Saúd.
La familia Al Hiyyi abandonó su vivienda en Sarasota y salió de EEUU de forma apresurada en las semanas previas a los atentados del 11-S, dejando atrás sus tres coches de lujo y todas sus pertenencias personales. Diversos informes señalan que existen fotos de matrículas de vehículos que visitaron la vivienda y que se corresponden con las de varios de los terroristas que llevaron a cabo los atentados del 11-S.
Graham señala que el caso de Sarasota fue “tapado” por las agencias de seguridad e inteligencia de EEUU. El FBI se ha negado a proporcionar a Graham detalles de esta investigación.
Los dos congresistas mencionados y la asociación Familias del 11-S Unidas por la Justicia y contra el Terrorismo (JASTA) han pedido la desclasificación del informe a la Administración Obama. El grupo planea contactar con la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, Senadora Dianne Feinstein, para pedirle que presente una petición similar en el Senado.
Jamie Reno – International Business Times
http://www.ibtimes.com/911-link-saudi-arabia-topic-28-redacted-pages-government-report-congressmen-push-release-1501202