Las cosas están comenzando a parecer realmente mal para el Ejército Sirio Libre (ESL) y para sus aliados estadounidenses en Siria.
Las cosas están comenzando a parecer realmente mal para el Ejército Sirio Libre (ESL) y para sus aliados estadounidenses en Siria. El cuartel general y los depósitos y almacenes del grupo, situados en la ciudad de Atmeh, en la frontera turca, están ahora en poder del así llamado “Frente Islámico”, una coalición de siete grupos wahabíes controlada por Arabia Saudí. Militantes de dicha organización han tomado incluso la oficina del líder del ESL y jefe del así llamado Consejo Militar Supremo (CMS), general Salim Idriss, que, según los medios, huyó, primero a Qatar y luego a Turquía. Este fracaso de sus protegidos ha llevado a EEUU y el Reino Unido a suspender su ayuda, visto que la que han enviado ha acabado en manos distintas a las que ellos pretendían. Al mismo tiempo, Turquía ha cerrado la frontera con Siria.
Los reveses del ESL comenzaron a hacerse notorios hace varias semanas cuando la milicia del así llamado Estado Islámico en Iraq y Siria (EIIS) tomó la ciudad de Azaz, en la frontera con Turquía, expulsando y diezmando a un grupo vinculado al ESL. Desde entonces, la serie de derrotas del grupo ha ido aumentando. Al mismo tiempo, sus miembros han estado emigrando hacia los grupos extremistas, tanto el Frente al Nusra y el EIIS, ambos vinculados a Al Qaida, como al Frente Islámico. Un reciente reportaje del Daily Telegraph mostraba asimismo al ESL como una organización mafiosa controlada por señores de la guerra que buscan su propio interés.
Por otro lado, el pompósamente llamado CSM, formado el pasado año, no controla ni siquiera a los grupos que quedan dentro del ESL. Todo lo anterior ha llevado a que los únicos que luchan en la actualidad contra el Ejército sirio sean las milicias extremistas, ya estén o no vinculadas a Al Qaida.
Derrota en Atmeh
De este modo, los sucesos de Atmeh han asestado un golpe, quizás fatal, para el ESL. “Los almacenes del ESL están ahora vacíos después de que fueran ocupados y su contenido fue robado, incluyendo los muebles y aparatos que había en la oficina de Idriss”, dijo un responsable del ESL al periódico saudí Ash Sharq al Ausat. Él añadió que el ataque contra las instalaciones del ESL fue llevado a cabo por Abu an Nur, el nuevo comandante de la Brigada Ahrar al Sham, que es uno de los siete grupos wahabíes que se han incorporado, bajo la presión de Arabia Saudí, al recién creado Frente Islámico.
Tras el ataque las milicias del Frente Islámico se han apoderado de 100 vehículos militares, tanques, morteros, lanzadores de cohetes, armas antiaéreas, aparatos de visión nocturna, cámaras y teléfonos por satélite. Cinco miembros del ESL fallecieron en los combates en Atmeh. Sin embargo, la mayor parte de los combatientes de este último se rindieron sin oponer resistencia.
Poco después, y “después de una lucha que duró toda la noche”, militantes del Frente Islámico capturaron una posición del estado mayor del ESL situada cerca del punto fronterizo de Bab el Hawa y saquearon igualmente sus depósitos de armas allí”, indicó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, con sede en Londres.
Enfrentado a esta derrota humillante y a la pérdida de unos 120 millones de dólares en ayuda estadounidense y británica que le iba a ser entregada próximamente, el ESL ha recurrido a una mentira ridícula: la de afirmar que los militantes del Frente Islámico habían tomado su cuartel y depósitos a su petición y con el fin de ayudarle a repeler un ataque de los grupos afiliados a Al Qaida. Este infundio busca que Washington y Londres reconsideren la suspensión de su ayuda.
En realidad, parece que los continuos reveses sufridos por el ESL han destruido su credibilidad en amplios sectores políticos y de inteligencia de EEUU, que ya no le consideran un socio viable. Joshua Landis, un experto sobre Siria que reside en EEUU, considera que los últimos acontecimientos han puesto de manifiesto ante la opinión pública que Idriss y su organización no tienen ningún poder real. “La mayoría de la gente sabía que Idriss no ejercía ningún control, pero esta ficción ha quedado ahora expuesta ante todos”, señaló. “Washington puede ir ahora a Ginebra, pero no tiene la opción militar.”
El ESL ha afirmado, ahora, estar dispuesto a colaborar con el Frente Islámico, según Louay al Mukdad, portavoz del CMS. Este calificó la confrontación entre ambos grupos en Atmeh como “un malentendido entre hermanos”. “Estamos abiertos a todo el mundo. Es tiempo de estar unidos contra el régimen sirio”. Sin embargo, habrá que ver hasta que punto el Frente Islámico estará dispuesto a cooperar con el ESL, incluso si éste le otorga una sustancial parte del control del CMS. En su declaración del 22 de noviembre, el Frente mostró su rechazo a la Coalición Nacional Siria y reafirmó su objetivo de crear un estado extremista y sectario en Siria, dominado por su particular interpretación de la Sharia. En este sentido, su visión para Siria coincide con la de Al Qaida. Esto y su control por parte de Arabia Saudí hacen al Frente Islámico una opción poco deseable para el pueblo sirio en general. Además, el ataque del Frente Islámico contra Atmeh significa que el entendimiento entre ambos grupos es una posibilidad muerta desde el principio.
EEUU ha estado barajando también un posible acercamiento al Frente Islámico. Esto coincide con las recientes declaraciones del secretario de Defensa estadounidense Chuck Hagel y otros responsables de que están buscando implicar a las organizaciones islamistas armadas en el proceso político que se iniciará en Ginebra-2. Sin embargo, Landis señala que “los norteamericanos no pueden abrazar al Frente Islámico (como alternativa). Es diametralmente opuesto a los valores estadounidenses y muy anti-norteamericano”, afirmó.
Las implicaciones de todos estos acontecimientos son profundas. El ESL es la única fuerza armada que respalda a la opositora Coalición Nacional Siria (CNS). Eso lleva a que ésta no tenga, en realidad, ninguna influencia sobre el terreno, que está dominado por en a actualidad grupos extremistas que rechazan la Conferencia de Ginebra-2. De este modo, su legitimidad como parte negociadora en Ginebra-2 y su capacidad de poner en práctica aquello a lo que se comprometa son prácticamente nulas.