La Casa Blanca advirtió el jueves que Barack Obama interpondrá su veto a unas nuevas sanciones contra Irán si éstas son aprobadas por el Congreso de EEUU.
La Casa Blanca advirtió el jueves que Barack Obama interpondrá su veto a unas nuevas sanciones contra Irán si éstas son aprobadas por el Congreso de EEUU y exhortó a este último a no poner en peligro el acuerdo nuclear interino concluido con Irán.
Esta amenaza poco usual del ejecutivo estadounidense se produce poco después de que 26 senadores, demócratas y republicanos, introdujeran una proposición de ley para incrementar las sanciones contra Teherán por su programa nuclear si las negociaciones actuales fracasan.
Robert Menéndez, un senador demócrata que es presidente de la Comisión de Exteriores del Senado, afirmó que más sanciones obligarían a Irán a negociar en términos más favorables para EEUU. Sin embargo, resulta evidente que el propósito de estos senadores, algunos de ellos controlados por el lobby sionista, es el de destruir el acuerdo alcanzado e impedir que ambas partes concluyan otro final para resolver definitivamente la cuestión nuclear iraní.
La Administración Obama ha puesto en guardia contra los efectos contraproducentes de esta votación. “No creemos que estas medidas sean necesarias y no creemos que ellas vayan a ser adoptadas”, declaró el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. Sin embargo, “si ellas son adoptadas, el presidente las vetará”, advirtió.
El 24 de Noviembre en Ginebra, seis grandes potencias (los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania) llegaron a un acuerdo interino con Irán en relación a su programa nuclear.
Este acuerdo, que puso fin a años de bloqueo en la cuestión del programa nuclear iraní, prevé que no habrá nuevas sanciones contra Irán durante el período interino de seis meses durante los cuales la República Islámica aceptó congelar varios aspectos de su programa nuclear mientras se negocia un acuerdo definitivo.
“Creemos que es importante permitir que esta apertura diplomática sea explorada y el riesgo de la adopción de nuevas sanciones es que pueda hacer descarrilar las negociaciones en un momento en el que la diplomacia logra progresos”, señaló Carney.
Una votación semejante “conllevaría el riesgo de dividir a la comunidad internacional” y daría pie a acusaciones de que EEUU “actúa de mala fe dentro de las negociaciones”, añadió.
La Casa Blanca había manifestado anteriormente su hostilidad a la votación sobre nuevas sanciones, pero es la primera vez que el ejecutivo estadounidense ha recurrido a la amenaza de un veto en este tema.