24-11-2024 05:46 PM Tiempo de Jerusalén

Fracasa la estrategia egipcia contra el terrorismo en el Sinaí

Fracasa la estrategia egipcia contra el terrorismo en el Sinaí

En los días que siguieron al golpe de estado en Egipto el pasado mes de Junio, que derrocó al presidente Mohammed Mursi, el Ejército egipcio incrementó su presencia militar en la Península del Sinaí.

En los días que siguieron al golpe de estado en Egipto el pasado mes de Junio, que derrocó al presidente Mohammed Mursi, el Ejército egipcio incrementó su presencia militar en la Península del Sinaí para luchar contra los grupos extremistas que actúan en la región y que han causado la muerte a decenas de militares y policías en estos meses.

Poco después del golpe, el Ejército egipcio inició una ofensiva contra grupos salafistas activos en la región y multiplicó el número de efectivos en la zona.

Seis meses después, responsables egipcios han admitido que las operaciones contra los insurgentes no van tan bien como habían esperado y que el Ejército ha sufrido el doble de bajas que aquellos. Fuentes militares han reconocido unas 260 muertos en sus filas mientras afirman haber dado muerte a 131 terroristas.

Ahora, mientras que la situación se halla bloqueada sobre el terreno, las tropas están prácticamente recluidas en sus bases y prefieren evitar los choques armados con los extremistas. El mando egipcio reconoce que hace frente a una campaña contrainsurgencia de larga duración.

Según diversas fuentes, los grupos militantes, como el Frente Ansar -vinculado a Al Qaida-, están formados tanto por residentes locales y otros ciudadanos egipcios así como por individuos llegados de otros países, principalmente Libia. Sus principales métodos son los ataques y embocadas, los coches bomba y los atentados suicidas contra convoyes y bases del Ejército. Ellos prefieren ataques de calidad, es decir, menos frecuentes pero más mortíferos.

Las autoridades egipcias temen ahora que en el actual clima político explosivo en Egipto, las actividades terroristas en el Sinaí se extiendan a otros puntos del país, lo cual podría suponer un golpe fatal a la ya dañada industria turística de Egipto.