Residentes en Dahiye, donde el reciente atentado con bomba tuvo lugar, culpan a Arabia Saudí y al jefe de su servicio de inteligencia, Bandar al Sultán, por el acto terrorista.
El 2 de enero, un coche bomba, probablemente detonado por un conductor suicida, explotó de nuevo en Dahiye, el Suburbio del Sur de Beirut, concretamente en la calle de Haret Hreik, causando la muerte de 6 personas y heridas a muchas más. Esto no fue un incidente aislado, sino parte de la misma “cadena mortal” de atentados que han tenido lugar en el Líbano en los pasados meses.
El terrorismo golpeó casi en el mismo lugar que fue bombardeado por la Fuerza Aérea Israelí durante la Guerra de Julio de 2006. La calle contiene varios edificios que fueron restaurados después de la guerra, incluyendo el viejo edificio del canal de televisión Al Manar. Antes de que se construyera el Complejo de Al Shuhada en Rueiss, Hezbolá solía celebrar los principales eventos de Ashura allí. En resumen, es una de las calles más famosas de Dahiye.
Los residentes reaccionaron agolpándose en el sitio de la explosión procedentes de todas las direcciones, guiados por el humo negro que ascendía hasta el cielo. Algunos lloraban y otros estaban visiblemente irritados, mientras que otros más guardaban silencio desde las aceras.
La bomba no puede compararse con la que explotó en el barrio de Rueiss, también en el Suburbio del Sur de Beirut, el 15 de Agosto de 2013, que fue mucho más devastadora y que mató a decenas de personas. La del jueves fue más pequeña en comparación y contenía entre 20 y 30 kgs.
Todo el mundo se preguntaba si estaba implicado un atacante suicida. Había restos humanos en la calle, pero nadie sabía si éstos pertenecían a un atacante suicida o a un viandante inocente que estuviera muy cerca del vehículo. En el atentado de Rueiss, la gente vio restos humanos que, al principio, parecían pertenecer al conductor suicida, pero más tarde se demostró que no era así.
Mientras los concentrados diferían en la mayoría de los detalles ellos parecían, sin embargo, estar de acuerdo sobre la identidad de los perpetradores: takfiris al servicio de Arabia Saudí. Los gritos de los residentes iban dirigidos contra la persona de Bandar al Sultán, el infame jefe de los servicios de inteligencia saudíes. Algunas personas gritaban: “Muerte a la Casa de Saúd”. Bandar es el patrocinador de los grupos terroristas que actúan en varios países de Oriente Medio y los beirutíes le acusan de estar también detrás de este último atentado.
La calle, que durante décadas estuvo adornada con banderas de “Muerte a Israel”, ahora alberga residentes que creen que se han convertido en objetivo de los saudíes. Así es como los “los árabes del desierto” y la “Casa de Saúd” pagan al pueblo de Dahiyeh, que derrotó a Israel y logró la primera victoria árabe indiscutible contra “el enemigo de la nación árabe”. Algunos de los viandantes pedían a Hezbolá que haga algo contra esos “monstruos”.
Está claro de que, después del ataque de Dahiye, los residentes están más convencidos que nunca de la necesidad de luchar contra los grupos extremistas en Siria y el Líbano. Quizás los perpetradores pensaban que al atacar a civiles inocentes, llevarían a la población a enfrentarse a Hezbolá o presionar al partido de la Resistencia para que se retire de Siria. Sin embargo, lo opuesto ha sucedido tras el ataque.