Cuba y Nicaragua fueron ratificadas hoy junto a Senegal, Afganistán, Indonesia, Namibia y Malta como los miembros del Buró del Comité de Naciones Unidas para el Ejercicio de los Derechos Inalienables de Palestina.

Cuba y Nicaragua fueron ratificadas hoy junto a Senegal, Afganistán, Indonesia, Namibia y Malta como los miembros del Buró del Comité de Naciones Unidas para el Ejercicio de los Derechos Inalienables de Palestina.

En su primera sesión de 2014, el grupo creado por la Asamblea General en 1975 confirmó por unanimidad al embajador de Senegal, Abdou Salam Diallo, en la presidencia, mientras que los representantes permanentes Zahir Tanin (Afganistán), Rodolfo Reyes (Cuba), Desra Percaya (Indonesia), Wilfried Emvula (Namibia) y María Rubiales (Nicaragua) continuarán en la vicepresidencia.

Por su parte, el diplomático de Malta, Christopher Grima, seguirá como relator del Comité que, en su reunión, activó el Año Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, proclamado en noviembre último por la Asamblea General, con el rechazo aislado de Israel, Estados Unidos, Canadá, Australia, Micronesia, Palau e Islas Marshall.

Al intervenir en la jornada inaugural, Diallo agradeció la confianza para proseguir en el cargo y destacó la importancia del órgano para lograr que Palestina alcance su plena soberanía e independencia, "ocupando el lugar legítimo que le corresponde en la comunidad internacional".

El Comité aprobó el programa de trabajo para 2014, el cual incluye reuniones, conferencias, publicaciones y la capacitación de dirigentes palestinos.

Entre los foros convocados están los que acogerán El Cairo, Egipto; Quito, Ecuador, y las sedes de la ONU de Nueva York y Ginebra.

Una de las prioridades fijadas por el grupo, que integran 26 estados miembros de Naciones Unidas, es el respaldo y el seguimiento a la reanudación en julio último del proceso de paz entre palestinos e israelíes.

A propósito de esas pláticas, durante la primera reunión del Comité, diversos oradores denunciaron la agresividad de Israel y su negativo impacto en el proceso, congelado por las políticas de Tel Aviv en los territorios ocupados.

En particular, condenaron la decisión de proseguir la colonización con nuevos asentamientos ilegales en Cisjordania y Jerusalén Oriental, el bloqueo a la Franja de Gaza y la demolición de estructuras palestinas.