Muchos sunníes de la provincia iraquí de Anbar, donde Al Qaida controla en la actualidad la ciudad de Faluya, han optado por buscar refugio en el ciudad santa shií de Kerbala.
Muchos sunníes de la provincia iraquí de Anbar, donde Al Qaida controla en la actualidad la ciudad de Faluya, han optado por buscar refugio en el ciudad santa shií de Kerbala, señala el Washington Post en un artículo.
En las ciudades santas shiíes los refugiados sunníes han sido acogidos en instalaciones normalmente reservadas para los peregrinos shiíes que visitan los lugares santos en las ocasiones especiales, como Ashura o el Arbaín.
En las últimas semanas, el Estado Islámico en Iraq y Siria (EIIS), vinculado a Al Qaida, se ha atrincherado en la ciudad de Faluya y en algunos barrios de la ciudad de Ramadi. Muchos militantes han huido de la brutalidad de los terroristas en la zona.
Las negociaciones entre los líderes locales y los miembros del EIIS para asegurar la retirada de este último de Faluya se rompieron el lunes cuando al menos uno de los negociadores locales fue secuestrado por los terroristas.
“Ellos tendrán que llevarme arrastrando de este lugar (Kerbala)”, dijo una mujer refugiada de 57 años, que no dio su nombre al Post por miedo a que eso afecte a los parientes que se encuentran en Faluya. “Vinimos sin nada, pero nada me llevará allí de nuevo. Los hombres armados controlan la ciudad. Ojalá alguien arrojara una bomba sobre ella”.
“Faluya se ha convertido en una ciudad fantasma”, dijo hombre de 32 años, que añadió que la mayoría de la población civil ha huido.
El gobierno iraquí ha excluido un asalto frontal contra la ciudad y las tropas del Ejército están situadas en los alrededores de la misma. Sin embargo, los soldados se enfrentan frecuentemente a los militantes en la autopista por la que circulan los vehículos militares de camino a Ramadi.
El gobierno confía en que las fuerzas tribales locales sean capaces de expulsar a Al Qaida y sus afiliados de la ciudad y busca resucitar la milicia sunní del Despertar, que luchó contra los militantes durante la época de la ocupación estadounidense, en la pasada década. Sin embargo, muchos de los desplazados dudan que las milicias tribales tengan el poder para desalojar a los terroristas de su ciudad.
En Kerbala, Mohammad Shaban, director del complejo de los peregrinos, describe la hospitalidad prestada a los refugiados sunníes de Anbar como “un mensaje real de que no hay sectarismo en Iraq”, pese a los intentos de los extremistas de fomentarlo.