Yair Netanyahu escupe sobre la tumba de su padre. El hijo de Bibi sale con una gentil. Estos han sido algunos titulares de la prensa israelí que muestran el racismo imperante en Israel contra los no judíos (gentiles).
“Yair Netanyahu escupe sobre la tumba de su padre”. “El hijo de Bibi sale con una gentil”. Estos han sido algunos titulares de la prensa israelí que muestran el racismo imperante en Israel contra los no judíos (gentiles) hasta el punto de que la novia no judía de Yair Netanyahu se ha convertido en un tema candente de la política israelí.
Todo comenzó cuando Netanyahu dijo a su homólogo noruego que su hijo estaba saliendo con una chica de esa nacionalidad. La historia fue publicada luego por el periódico noruego Dagen, que puso nombre a la joven: Sandra Leikanger, de 25 años. Ella era estudiante en el Centro Interdisciplinar de Herzliya.
La reacción no se hizo esperar y un escándalo con titulares condenatorios apareció en la prensa israelí.
El primer ministro israelí afirma ahora que Yair y Sandra son sólo compañeros de clase. Sin embargo, el daño ya está hecho. Lehaya, una organización ultranacionalista y contra la “asimilación”, que persigue “salvar a las hijas de Israel de ser seducidas por los goyyim (término peyorativo para referirse a los no judíos)”, envió dos cartas, una a Netanyahu y otra al propio Yair.
“La implicación de los actos de vuestro hijo, aunque es supuestamente una persona privada, tienen un gran alcance, tanto para vuestra familia como para el Estado de Israel”, escribió el presidente de la organización, Benzi Gopstein. “Se trata del hijo del primer ministro del Estado de Israel, hogar del pueblo judío. Tu fallecido padre, Benzion Netanyahu, debe estar revolviéndose en su tumba debido a lo que tu hijo está haciendo”.
En la carta al hijo de Netanyahu, Gopstein afirma: “Estoy seguro de que tu novia, que es sabia e inteligente, comprenderá que tiene que poner fin a la relación”.
Otro virulento ataque vino del tío de Yair, Haggai Ben-Artzi, hermano de Sarah Netanyahu, la esposa del primer ministro. Él hizo público su descontento diciendo a su sobrino a través de los medios: “¿Acaso te has vuelto loco?”. “Si Yair y Sandra se casan”, afirmó, “saldré a las calles y me arrancaré el pelo de la cabeza”. Al mismo tiempo, “prohibiré, incluso físicamente, que Yair se acerca a la tumba de su abuelo”.
Otros analistas han señalado que, incluso si la pareja quisiera casarse, no podría hacerlo en Israel, donde no existe el matrimonio civil y donde el Rabinato Jefe nunca permitiría tal boda. Ni siquiera si Sandra se convirtiera al Judaísmo, como hizo la segunda esposa de Netanyahu, eso podría ser una garantía.
Haaretz