24-11-2024 11:57 AM Tiempo de Jerusalén

¿Por qué la Revolución iraní triunfó y los levantamientos árabes fracasan?

¿Por qué la Revolución iraní triunfó y los levantamientos árabes fracasan?

La República Islámica de Irán festeja en estos días de febrero el aniversario de la victoria de su revolución mientras que el mundo árabe está sumergido en un ciclo infernal de violencia y caos.

La República Islámica de Irán festeja en estos días de febrero el aniversario de la victoria de su revolución mientras que el mundo árabe está sumergido en un ciclo infernal de violencia y caos.

En el primer caso, se trató de una revolución que dura ya unos 35 años y que logró en 1979 derrocar el régimen del Shah, mientras que en los países árabes los regímenes fueron rápidamente derrocados, pero los pueblos han fracasado a la hora de crear otras autoridades alternativas.

“Las movilizaciones que han conocido los países árabes no fueron revoluciones”, señaló el coronel retirado libanés Amin Hoteit, que afirma que los factores que aseguran el éxito de una revolución no están presentes en los levantamientos árabes.

Partiendo de ese principio, Hoteit indicó en una entrevista exclusiva con el sitio de Al Manar que una revolución debe permitir normalmente al pueblo sublevarse, tomar en sus manos el poder y asegurar la independencia del país, lejos de toda injerencia extranjera”.

“Sin embargo, esto no se aplica a los países árabes, donde en Túnez, por ejemplo, el pueblo no pudo elegir libremente una autoridad de su elección. En Libia, fue la intervención de la OTAN la que derrocó al régimen. En Siria, el objetivo del conflicto en curso es el de golpear al Eje de la Resistencia y la oposición está controlada por países extranjeros enemigos. En Bahrein, la oposición reclama reformas constitucionales y políticas sin querer cambiar el poder. En Yemen, el conflicto está dirigido por partes extranjeras, mientras que en Egipto, donde la sublevación fue la más próxima a una revolución, el movimiento fue abortado a causa de los tratos de una corriente política interna con países extranjeros”.

Por su parte, el imam de la Mezquita de Al Quds en Sidón, Sheij Maher Hammud, dijo que deploraba la ausencia de líderes que puedan favorecer la victoria de las revoluciones en los países árabes, a diferencia de lo que pasó en Irán, donde existió el liderazgo del Imam Jomeini, conocido por su “clarividencia, sabiduría y conocimiento de la situación en su país.”

En lo que se refiere a las razones del fracaso de los levantamientos árabes, Sheij Hammud apuntó en una entrevista con Al Manar “al fracaso de la experiencia de los islamistas en los países árabes e islámicos, comenzando por Afganistán. Esto ha dado a los pueblos de la región una mala imagen sobre el gobierno de los Hermanos Musulmanes en esos países. Ellos comenzaron inmediatamente a trabajar en su proyecto último, que es el de crear un estado islámico. Sin embargo, han sido incapaces de superar los primeros obstáculos encontrados al inicio de la movilización popular”, señaló.

Él mencionó a título de ejemplo, la “carta de amistad dirigida por el presidente derrocado, Mohammad Mursi, a su homólogo israelí, Shimon Peres, que muestra “la disposición de Mursi a aplazar la lucha contra Israel a cambio del apoyo occidental a los HHMM en Egipto”.

“Sin embargo, el Imam Jomeini desde el principio declaró abiertamente su animosidad hacia Israel”, dijo Sheij Hammud.

Paralelamente, los factores que han favorecido la victoria de la Revolución Islámica son innumerables, citando entre otros “el liderazgo revolucionario, que era consciente de la situación en el país; la existencia de un programa político claro y el deseo de alcanzar la independencia frente a los países exteriores”. Tanto Hoteit como Sheij Hammud señalan que la Revolución Islámica tenía objetivos claros a realizar y ella pudo triunfar gracias al pueblo y a su Líder que protegieron la independencia del país y rechazaron toda injerencia extranjera”. Estos factores, sin embargo, no se han dado en los levantamientos árabes.

Para Hoteit, la Revolución iraní permitió a Irán convertirse en un país capaz de defenderse, luego en una gran potencia regional y al final en un país con una notable dimensión internacional, como se ve con el reciente envío de barcos iraníes a varios océanos.