Durante el período más fuerte de las amenazas estadounidenses contra Siria, en la última semana de agosto de 2013, una voz discordante se dejó oír en los medios occidentales.
Durante el período más fuerte de las amenazas estadounidenses contra Siria, en la última semana de agosto de 2013, una voz discordante se dejó oír en los medios occidentales. Durante varios días, en efecto, un veterano político francés, experto en los temas de Europa y Oriente Medio, apareció en más de cuatro cadenas de televisión europeas.
En todas estas intervenciones, él repitió incansablemente lo que representaba, para él, una verdad innegable: “El derrocamiento del régimen de Bashar al Assad no tiene nada que ver con el uso o no de las armas químicas. Es una decisión tomada desde hace al menos dos años en beneficio de Israel”. Él reveló que los británicos habían hablado abiertamente del proyecto incluso antes del estallido de la violencia en Siria.
Este hombre político francés fue invitado, a principios de 2011, a una mesa redonda de responsables políticos a puerta cerrada en Londres que estuvo centrada en la situación de Oriente Medio. Él quedó sorprendido al constatar que en la misma no sólo había participantes europeos, sino también norteamericanos e israelíes. Además, las discusiones se centraron más en Siria que en Oriente Medio.
“Se trataba de la forma de crear una coalición estadounidense-euro-israelí con el objetivo de hacer caer a Damasco lo más rápidamente posible incluso antes del estallido de la primera manifestación de protesta en Deraa.”
Durante el debate, el responsable francés esbozó una visión muy diferente y se preguntó: “¿Por qué se quiere hacer caer a Siria? ¿Para conseguir qué? ¿Qué pasará después de esa caída? ¿Cómo estamos seguros que esto no abrirá la Caja de Pandora en Oriente Medio?
Al Akhbar