El general Jalifa Belqasim Haftar afirmó que había tomado el control de las instituciones y suspendido el Gobierno y el Parlamento de sus funciones en la mañana del viernes.
Las autoridades libias insisten en que tienen el país bajo su control y han rechazado los rumores de que haya habido un golpe de estado después de que un alto general del Ejército hiciera un llamamiento para deponer al gobierno.
En una alocución de 11 minutos difundida por la televisión nacional libia, el general Jalifa Belqasim Haftar afirmó que había tomado el control de las instituciones y suspendido el Gobierno y el Parlamento de sus funciones en la mañana del viernes. Él hizo también un llamamiento al Ejército para “rescatar el país”.
Asimismo, él declaró que una nueva hoja de ruta sería anunciada en los próximos días añadiendo que no quería instituir un poder militar, sino actuar en el interés nacional y que iba a consultar con las principales fuerzas políticas a fin de designar a un presidente y un gobierno provisional.
Por su parte, el primer ministro, Ali Zeidan, dijo a la cadena saudí Al Arabiya que continuaba ejerciendo sus funciones y que había destituido al general Haftar. Algunos medios dijeron, por su parte, que la capital libia no mostraba ninguna señal de movimientos de tropas cerca de los edificios oficiales.
El general volvió del exilio a Libia y se convirtió en una figura importante en la revolución de 2011 contra el gobierno de Gadafi, pero no está claro cuanta influencia posee ahora.
El Parlamento, llamado Congreso Nacional General, se ha convertido cada vez más impopular y el país todavía carece de una constitución. Las milicias campan a sus anchas y existe un estado de anarquía.
El probable intento de golpe de estado se produce en un momento en el que fuerzas nacionalistas libias se han apoderado de varias regiones del sur del país.
General vinculado a la CIA
Antiguo general de la Yamahiriya Árabe Libia durante la guerra del Chad, Jalifa Haftar sufrió una dura derrota en 1987 a manos de los rebeldes chadianos antes de desertar.
Él se refugió en EEUU, donde recibió una formación de la CIA. Más tarde creó el Ejercito de Liberación de Libia, que obedecía al Frente Nacional de Salvación de Libia, la principal organización opositora, pero no logró derrocar a Muammar el Gadafi. Con sus hombres, principalmente de la tribu Faryani, actuó como mercenario en la República Democrática del Congo.
En marzo de 2001 llegó a Bengasi con el apoyo de la OTAN y se convirtió en el número 2 de las “fuerzas rebeldes” que luchaban para derrocar a Gadafi. Más tarde, se convirtió en su jefe tras el asesinato del general Fatah al Yunis a manos de Al Qaida. Después de la victoria de la OTAN, fue impuesto como jefe de Estado Mayor de las nuevas Fuerzas Armadas libias.