Desde el inicio de las negociaciones nucleares entre Irán y Occidente, el régimen israelí no ha cesado de exigir un endurecimiento de las presiones contra Irán.

Desde el inicio de las negociaciones nucleares entre Irán y Occidente, el régimen israelí no ha cesado de exigir un endurecimiento de las presiones contra Irán.

Tiempo perdido. En Viena, donde la última ronda de las conversaciones entre el ministro de Exteriores iraní, Mohammad Yavad Zarif, y la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, acaba de terminar, los expertos políticos israelíes constatan un sensible debilitamiento del peso de Tel Aviv en las posturas de la parte occidental.

Esta pérdida de influencia no se ha escapado a los periodistas de Haaretz, que estiman que “los esfuerzos de las dos partes (Irán y Occidente) por lograr un acuerdo son ahora tan serios que las presiones de Israel no lograrán nada y han perdido toda influencia. Durante el curso de los debates que han caracterizado esta ronda de negociaciones no ha habido ninguna filtración de informaciones ni acusaciones mutuas. Las declaraciones de Zarif y de Ashton han calificado el clima de “muy positivo” e incluso el lenguaje de los negociadores en jefe buscó ocultar las diferencias. Uno de los altos responsables estadounidenses presentes en los debates ha calificado el sentimiento de las dos partes durante el curso de las negociaciones como “una mezcla de seriedad y voluntarismo” porque “ambas partes se han sentado para llegar a un resultado. Esto es por lo que no ha habido ninguna toma de postura ideológica. Todo está claro y decidido de forma precisa para lograr un resultado”.

Haaretz añade: “Una de laas señales más claras enviadas por los negociadores es el siguiente: Israel se encuentra de ahora en adelante en una situación difícil. Según las seis potencias que negocian con Irán, la postura de Netanyahu, que exige un desmantelamiento de los sitios de enriquecimiento y las centrifugadoras iraníes, no tiene ningún fundamento real.”

“En realidad, las cosas han ido tan lejos que Netanyahu y su gobierno están considerados como un obstáculo en la vía de un acuerdo entre las potencias mundiales con Irán. En este contexto, Israel no puede influir ya en estas conversaciones o al menos no puede hacerlo de manera significativa”, indica el periódico.

Pese a ello, Israel continúa sus esfuerzos para sabotear las negociaciones y una campaña en tal sentido ha sido iniciada por la principal organización del lobby sionista en EEUU, el AIPAC, junto con la embajada israelí en Washington y la Oficina de Netanyahu.

De este modo, la nueva campaña diplomática iraní parece haber tendido una trampa al régimen sionista, que ha perdido muchos de sus apoyos habituales. Netanyahu ha acabado así por convertirse en un elemento irritante para la diplomacia occidental y parece haber caído plenamente en la trampa iraní.