La campaña busca “boicotear los productos y compañías que se benefician de la violación de los derechos del pueblo palestino, así como a las instituciones deportivas, culturales y académicas israelíes”.

La campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones a Israel está desarrollando una aplicación inteligente de telefonía móvil que permitirá a sus seguidores boicotear los productos y empresas israelíes o que colaboran con la ocupación israelí. La campaña continúa ganando fuerza a pesar de las acusaciones israelíes de “antisemitismo”.

La campaña está trabajando en la versión Beta de una aplicación para sus seguidores. Esta aplicación contiene una amplia base de datos con nombres de productos, una descripción de los mismos y nombres de las empresas que colaboran con el régimen de ocupación israelí. Esta aplicación permitirá escanear los distintos productos para saber si ellos entran dentro de los parámetros del boicot.

El fundador de PennBDS, Abbas Naqvi, dijo a Business Insider que la aplicación permitirá “identificar de una forma rápida y dinámica los productos que entran dentro de los parámetros del boicot de la BDS”.

La aplicación está en la actualidad en las fases finales de desarrollo y el BDS dice que estará lista para ser descargada dentro de pocos meses.

La campaña busca “boicotear los productos y compañías (israelíes e internacionales) que se benefician de la violación de los derechos del pueblo palestino, así como a las instituciones deportivas, culturales y académicas israelíes”.
El pasado mes, la campaña BDS llenó los titulares de los medios cuando pidió a Oxfam que privara a la actriz estadounidense Scarlett Johansson de su rol de embajadora por su contrato con una empresa israelí de bebidas, SodaStream, que posee vínculos con los ilegales asentamientos israelíes. “La negativa a cesar a Johansson dañaría la credibilidad de la organización entre los palestinos y entre muchas personas de todo el mundo”, dijo la campaña en una declaración.

El pasado mes, la campaña BDS fue objeto de una condena por parte del primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, que acusó a la misma de “antisemitismo con un disfraz moderno”.