El embajador de Israel en España, Raphael Shutz, afirmó haber percibido odio y el antisemitismo en la sociedad española.
En su discurso de despedida antes de dejar el cargo, el embajador de Israel en España, Raphael Shutz, afirmó haber percibido “odio y el antisemitismo” en la sociedad española. En ese mismo mensaje, publicado en la página web de la Embajada, él afirmó haber pasado por períodos dolorosos, incluyendo “los días de la operación militar contra la Franja de Gaza”, que, en sus palabras, “Israel se vio obligado a iniciar después de la lluvia de Qassam sobre la población civil de Israel”, y los días de “la flota turca y sus consecuencias” en mayo de 2010.
Según el diario árabe publicado en Londres Al Quds Al Arabi, que cita a expertos españoles en relaciones internacionales, lo que el diplomático israelí considera “antisemitismo” son sólo críticas en contra de las atrocidades cometidas por Israel. Especialmente durante los dos acontecimientos citados por Schutz.
Así por ejemplo, el embajador israelí ha denunciado algunos artículos de la prensa española, asimilando sus críticas al antisemitismo.
“El antisemitismo sigue existiendo en España, pero de forma muy limitada”, precisó el gran intelectual español Juan Goytisolo en su columna publicada el sábado por el diario El País. Él denunció además las generalizaciones del embajador de Israel.
Ciertamente, ante la opinión pública española, la imagen de la entidad sionista está más dañada que nunca, pero no en razón de los prejuicios contra los judíos, sino debido la política israelí de represión contra los palestinos. En muchas ocasiones, se han producido manifestaciones importantes para denunciar dicha represión. A esto hay que añadir las denuncias presentadas ante los tribunales españoles contra responsables israelíes involucrados en crímenes de guerra o contra la humanidad cometidos contra los palestinos.
En su mensaje, el embajador de Israel llegó a criticar al consejero del Interior catalán, Joan Saura, del partido ICV, de ideología de izquierda y verde, que participó en una manifestación “anti-israelí” en 2010.
Según Al Quds Al Arabi, la publicación del mensaje del embajador de Israel es una muestra del fracaso del intento de crear un lobby fiel a Israel en España. En este sentido, el ex presidente del Gobierno español José María Aznar intentó después de la operación Plomo Fundido contra Gaza crear un “Comité Internacional para la Defensa de Israel” presentando a la entidad sionista como el único oasis de la “democracia” en Oriente Medio y el único protector de los “valores occidentales” en la región.
A pesar de las campañas de algunos medios para mejorar la imagen de la entidad sionista, la mayor parte de la opinión pública española considera a Israel como “una amenaza para la paz en el Mediterráneo.”
España no estaría a salvo.
En 2004, un alcalde español, García Seoane, fue objeto de amenazas del embajador de Israel, el predecesor de Shutz, Víctor Harel, quien le reprochó que llevara a cabo una campaña a favor de los palestinos y en contra de Ariel Sharon: “Si no se detiene esta campaña, va a sufrir las consecuencias. No sabe lo que podemos hacer”, dijo Harel.
Artistas españoles han sufrido también estas presiones. En febrero de 2010, el artista español Eugenio Merino expuso en la Feria Internacional de Arte en Madrid dos esculturas: una representaba una ametralladora Uzi israelí, a partir de la cual se desarrolla una menorah (candelabro de siete brazos) adornada con una estrella de David. La segunda mostraba un imán en un estado de postración, sobre cuyas espaldas se hallaba de pie un sacerdote, y, sobre los hombros de este último, se sentaba un rabino. El embajador israelí denunció rápidamente estas obras.
A pesar del alarmismo del diplomático israelí, que parece estar justificado con respecto a la opinión pública española, que rechaza en su gran mayoría las atrocidades israelíes, las posiciones oficiales siguen siendo muy favorables a Israel.
En el momento propicio, Madrid no deja de rescatar a la entidad sionista. En 2009, después de la operación israelí Plomo Fundido contra la Franja de Gaza, durante la cual más de 1.400 civiles palestinos fueron muertos, Madrid limitó la jurisdicción de sus tribunales para bloquear la acción de los mismos en los casos de demandas presentadas contra responsables civiles y militares israelíes por crímenes de guerra y contra la humanidad.