La actual crisis de Crimea podría tener consecuencias importantes para América Latina, especialmente en lo que se refiere al estrechamiento de las relaciones entre este continente y Rusia y China.
La actual crisis de Crimea podría tener consecuencias importantes para América Latina, especialmente en lo que se refiere al estrechamiento de las relaciones entre este continente y Rusia y China.
En estos últimos tiempos, Rusia y China han comprobado que la actitud hostil de los países occidentales hacia ellos no terminó con el fin oficial de la Guerra Fría, sino que aquellos mantienen su postura de intentar cercar y aislar a las dos grandes potencias del Este con el fin de frenar su desarrollo e influencia internacionales.
Las recientes sanciones de EEUU y la Unión Europea contra Rusia han tenido un efecto económico insignificante, afectando sólo a un reducido número de políticos y empresarios rusos y al Banco Rossiya, con el que algunas compañías como Visa y Mastercard han cortado su relación. Sin embargo, tales medidas han servido para recordar a Rusia que sus relaciones económicas con EEUU y la UE no son firmes ni seguras y pueden servir a estos últimos para intentar ejercer un chantaje contra Rusia cuando este país lleve a cabo políticas que no sean de su agrado.
Es por ello que Rusia está buscando ahora nuevos y más fiables socios en otros continentes, especialmente Asia y América Latina. En relación a esta última, Moscú ha estado ya expandiendo sus vínculos militares, políticos y económicos en los últimos años. Rusia posee ya socios latinoamericanos fiables como Cuba, Venezuela o Nicaragua. Sin olvidar a Brasil, que es, al igual que Rusia, miembro del BRICS.
El 13 de Marzo, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, se reunió con los embajadores latinoamericanos a los que informó directamente de la política rusa hacia Ucrania, según indicó la agencia Interfax. El ministro expresó también el deseo de Rusia de reforzar sus vínculos con esa parte del mundo mediante acuerdos económicos, energéticos y del sector de la defensa.
En este último campo, por ejemplo, Rusia ha propuesto a Brasil desarrollar conjuntamente el caza T-50 y un sistema de defensa antiaérea. En diciembre de 2012, Brasil firmó también un contrato para adquirir helicópteros militares a Rusia. Otros países latinoamericanos están adquiriendo asimismo armas rusas. Esto podría llevar a que se cree un grupo de países en el continente que empleen armas rusas y diseños rusos en la creación de sus propios sistemas de armamento.
El 26 de febrero, el ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu, dijo que Rusia tenía planes para crear bases y puntos de avituallamiento para la Marina y los bombarderos estratégicos rusos en diversos países del mundo, incluyendo en América Latina, donde los tres países antes mencionados -Cuba, Venezuela y Nicaragua- probablemente aceptarían suscribir acuerdos en tal sentido debido a las ventajas económicas y de seguridad , en especial frente a EEUU, que ellos reportarían.
Los vínculos comerciales de Rusia con los países latinoamericanos han comenzado, sin embargo, a ir más allá de los campos tradicionales de cooperación. Brasil y Uruguay, por ejemplo, se han convertido en suministradores de carne y productos agrícolas a Rusia. En los últimos años, Moscú ha comenzado también a adquirir café, azúcar y zumos a Brasil y a exportar fertilizantes a ese país. El comercio entre los dos países alcanzó los 5.700 millones de dólares en 2013 y ambos gobiernos se han comprometido a elevar dicha cifra hasta los 10.000 millones en un inmediato futuro.
Rusia ha proporcionado un crédito a Venezuela por valor de 2.000 millones de dólares y recientemente China hizo lo propio con otro de 5.000 millones. No cabe duda de que tales créditos no tienen una motivación puramente económica sino que buscan asimismo fortalecer al gobierno bolivariano de Venezuela frente a los embates de la oposición, apoyada y financiada por EEUU, que busca reproducir en Venezuela la experiencia de las “revoluciones de colores” en Europa del Este y de la así llamada “primavera árabe” en algunos países del Norte de África y Oriente Medio. El objetivo sería aquí también el de fomentar “un cambio de régimen” para instalar otro en el poder que sirva a los intereses de Washington.
En resumen, existe un gran potencial para el desarrollo de los vínculos políticos, económicos y de seguridad entre Rusia y América Latina y es seguro que, debido a las nuevas tensiones con sus socios occidentales con respecto a Crimea y a otros posibles escenarios, el interés ruso hacia América Latina se incremente y esto beneficie incluso a países con los que Rusia no había mantenido históricamente estrechas relaciones, como es el caso de Chile, Argentina, Ecuador, Colombia y otros.
En todo caso, estos vínculos serán un motivo de consternación y preocupación para EEUU y otros países occidentales que ven alejarse cada vez más el escenario del mundo unipolar donde ellos controlaban todos los procesos.