La campaña electoral ha comenzado en Ucrania, dos meses antes de las elecciones presidenciales previstas para el 25 de Mayo.
La campaña electoral ha comenzado en Ucrania, dos meses antes de las elecciones presidenciales previstas para el 25 de Mayo. La ex primera ministra Yulia Timoshenko presentó un programa de acción por primera vez desde su liberación de la cárcel, donde cumplía una condena por corrupción y malversación de fondos, tras el golpe de estado en Kiev.
Por su parte, la organización radical Sector Derechista se ha transformado en partido político y su líder Dimitri Yarosh ha confirmado su intención de presentarse a las elecciones presidenciales
Timoshenko no ha desvelado cuáles serán sus planes y prioridades en un congreso de su partido, sino en la televisión. Ella ha cogido la costumbre de expresarse en el medio televisivo desde la así llamada Revolución Naranja de 2004, cuando ella y otro líder pro-occidental, Viktor Yushchenko, llegaron al poder en otra insurrección apoyada por los países occidentales. Más tarde, sin embargo, ambos políticos mantuvieron un enfrentamiento entre ellos y eso llevó al fracaso a aquella “revolución”.
Timoshenko, líder del partido Patria, ha pedido la organización de elecciones legislativas anticipadas y ha calificado al la actual Rada (Parlamento) de Ucrania de “nido de víboras”, a pesar de que son sus partidarios quienes lo controlan en la actualidad.
Timoshenko quiere un sistema proporcional y no mayoritario para las elecciones y se opone a la conversión de Ucrania en un país federal, tal como las regiones de mayoría pro-rusa de Este y Sur del país han pedido. Ella también ha exigido la creación de un “cuartel general de reacción operativa” para abordar la situación en Crimea.
El discurso de Timoshenko está lejos de agradar a todos los electores. En el campo de protestas de Maidan, en Kiev, han aparecido pancartas que dicen: “Yulia, estás libre” queriendo insinuar que la “princesa naranja” había sido liberada de su papel de “líder de la revolución”.
Una manifestación reciente tuvo lugar en Kiev contra los nuevos dirigentes ucranianos. Los organizadores, que pidieron un “nuevo Maidan” (es decir una nueva revuelta), eran sobre todo estudiantes, trabajadores y periodistas que consideran que “el nuevo gobierno no hace aquello por lo que se batió el pueblo”, es ineficaz y está preocupado, sobre todo, por conservar sus propios privilegios. Ellos consideran que el nuevo ejecutivo no ha logrado conservar Crimea ni ha levantado, como había prometido, la inmunidad de los diputados. A juzgar por las declaraciones de los oradores al término de la manifestación, la única cosa que impide a los opositores “incendiar todos los edificios administrativos y expulsar a los dirigentes de sus despachos” es la amenaza exterior.
En este contexto de cólera contra el nuevo gobierno, se está produciendo un crecimiento de la popularidad de las fuerzas extremistas, concretamente del neonazi Sector Derechista, que recientemente se inscribió como partido político. Con el fin de acelerar los trámites, los líderes de la formación política hicieron que la antigua Asamblea Nacional Ucraniana (UNA), otra organización anterior de la misma ideología que ya estaba inscrita como partido, cambiara el nombre a “Sector Derechista”.
Kommersant