Abdel Fattah al Sissi anunció el miércoles que se presentaría a las elecciones presidenciales previstas para la próxima primavera.
Abdel Fattah al Sissi anunció el miércoles que se presentaría a las elecciones presidenciales previstas para la próxima primavera, una declaración que era esperada desde hace semanas en Egipto, donde él se beneficia de una gran popularidad.
El miércoles por la tarde Sissi se dirigió a la nación “por última vez vestido con ropa militar” poniendo fin así a un suspense que no duró mucho.
“Con toda humildad”, dijo “me presentó a las presidenciales de Egipto”. Como prevé la Constitución, él debe abandonar sus funciones en el seno del Ejercito y del Gobierno para poder ser elegible. Sin embargo, prometió que su dimisión no le impedirá seguir combatiendo todos los días en favor de un Egipto libre del terrorismo.
En un país donde todos los presidentes -a excepción de Mursi- han sido militares, Sissi encarna a un hombre fuerte capaz de devolver la estabilidad a la nación, que ha sido sacudida en los últimos meses por los atentados terroristas de los grupos takfiris y amplias protestas, y que sufre una situación económica catastrófica.
A finales de junio de 2013, varios millones de egipcios descendieron a la calle para reclamar la salida del poder de Mursi. El 3 de Julio de ese año, el Ejército derrocó a este último.
Hermanos Musulmanes rechazan a Sissi
En reacción al anuncio de Sissi, los Hermanos Musulmanes, organización a la que pertenece Mursi, han manifestado que no habrá estabilidad en el país si Sissi alcanza la presidencia. “No puede haber estabilidad con Sissi de presidente”, declaró Ibrahim Munir, miembro del Buró Político de los Hermanos Musulmanes, que reside en Londres.
La cofradía, que es objeto de una implacable represión por parte de las nuevas autoridades, ha sido declarada “grupo terrorista” en Egipto y los fiscales han pedido la pena de muerte en los juicios que se celebran contra la casi totalidad de sus dirigentes.