Francia canceló el sábado los planes para acudir a una ceremonia que marcaría el 20 aniversario del genocidio de Ruanda de 1994.
Francia canceló el sábado los planes para acudir a una ceremonia que marcaría el 20 aniversario del genocidio de Ruanda de 1994 tras las acusaciones de implicación francesa en el mismo lanzadas por el actual presidente del país africano Paul Kagame.
El semanario Jeune Afrique realizó una entrevista con Kagame el mes pasado y éste señaló en la misma que Francia y Bélgica habían jugado “un papel directo en la preparación del genocidio” y habían “participado en su ejecución”.
El Ministerio de Exteriores francés dijo que estaba “sorprendido” por las acusaciones del presidente ruandés y que París había suspendido la visita de la ministra de Justicia, Christiane Taubira, a la capital de Ruanda, Kigali, para asistir a la ceremonia de conmemoración.
“Estas acusaciones contradicen el proceso de diálogo y reconciliación que ha continuado durante varios años entre los dos países,” dijo la declaración del Ministerio.
Las fuerzas del Frente Patriótico Ruandés, lideradas por Kagame y compuestas en su mayoría por miembros de la minoría tutsi, de habla inglesa, derrotaron a las fuerzas del gobierno, dominado por la etnia mayoritaria hutu, de habla francófona, en 1994. Ese año, extremistas hutus mataron a más de 800.000 tutsis y a algunos hutus moderados.
Antes del genocidio, Francia era el primer apoyo occidental de Ruanda. Sin embargo, tras la victoria de Kagame y sus fuerzas, las relaciones se colapsaron. Kagame acusó a Francia de entrenar y armar a las milicias hutus responsables del genocidio y de ser la principal fuerza detrás del mismo, algo que París siempre ha negado.
Varios responsables hutus del genocidio se han refugiado en Francia y este país se ha negado a extraditarlos a Ruanda.
Más recientemente, sin embargo, Francia ha comenzado a reconocer sus “errores” y ha creado una unidad para investigar estos hechos con el fin de intentar reconstruir sus relaciones con el país africano.
El pasado mes, un tribunal francés condenó a un soldado ruandés refugiado en Francia a 25 años de cárcel por su implicación en el genocidio, siendo éste el primer juicio de este tipo en ser celebrado en Francia.