Israel está bajo estado de shock después de las revelaciones realizadas por el secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, al diario As Safir.
Israel está bajo estado de shock después de las revelaciones realizadas por el secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, al diario As Safir. El único comentario oficial a esta larga entrevista fue pronunciado por el ministro de Defensa israelí, Moshe Yaalon, que dijo: “Para Hezbolá la bomba de Shebaa se inscribe en las reglas del juego, según las cuales existe una diferencia entre un ataque israelí contra los territorios sirios o el Líbano”. Implícitamente, Yaalon ha mostrado que Israel se ha resignado a las reglas del juego fijadas por Hezbolá.
Yaalon subrayó que las bombas dirigidas contra las unidades militares israelíes en la frontera con el Golán han sido colocadas por “hombres enviados por el régimen de Assad y Hezbolá. Nosotros, como institución de seguridad, perseguimos a estos enviados, pero imputamos toda la responsabilidad al régimen sirio”.
Este único comentario de la clase política israelí ha sido acompañado de una importante cobertura mediática israelí a la entrevista con Sayyed Nasralá.
Según el periódico Haaretz, “todos los acontecimientos recientes en la frontera con Siria y el Líbano son un intento de parte de Hezbolá y el régimen de Assad para fijar líneas rojas frente a Israel. En lo que se refiere al ataque contra la posición de Hezbolá en el Líbano llevado a cabo a finales de febrero, éste empujó a Hezbolá a hacer pagar a Israel el precio a fin de disuadirle de efectuar nuevos ataques contra el Líbano”.
En efecto, la reivindicación de la operación de Shebaa va a llevar a Israel a efectuar una revaluación de la situación actual de Hezbolá, dada la visión errónea de los servicios de inteligencia sobre el movimiento libanés, según señaló el analista político de temas israelíes del periódico libanés Al Akhbar, Yahia Dbuk.
Cabe recordar que tras el ataque israelí contra la posición de Yanta, en la Bekaa, los medios israelíes habían publicado titulares como:
- Israel descarta la posibilidad de una respuesta de parte de Hezbolá, que no hará ninguna declaración sobre el ataque y se contentará con negarlo.
- Hezbolá está bajo presión en el Líbano y Siria y la última cosa que quiere es responder a Israel.
- Preguntamos a Nasralá: ¿Por qué se calla?
- Lo más probable es que Hezbolá aguante el golpe y se calle.
Sin embargo, el comunicado de Hezbolá en el que confirmó el ataque israelí y las declaraciones de Sayyed Nasralá sobre el ataque de Hezbolá contra una patrulla israelí en Shebaa, en la frontera del Líbano, que costó la vida a un oficial y heridas a tres soldados israelíes, han cambiado la ecuación.
Tras los elogios dedicados a las “sabias decisiones” de los dirigentes israelíes inmediatamente después del ataque, una campaña de condenas de la política del gobierno israelí hacia Hezbolá se ha iniciado tras el comunicado y la entrevista.
Para Israel, lo más peligroso de la respuesta de Hezbolá es la insistencia de Sayyed Nasralá en el hecho de que la operación de Shebaa no es más que una parte de la misma.
La respuesta de Hezbolá es una muestra de que Tel Aviv es incapaz de establecer una verdadera evaluación de la situación de Hezbolá. Ciertamente, puede describir la realidad sobre el terreno e insistir en las preocupaciones de la resistencia libanesa, pero es incapaz de evaluar el impacto de dicha situación sobre Hezbolá y su posible respuesta a las acciones de sus enemigos.
Israel, pues, se equivoca si interpreta que Hezbolá, debido a sus combates en Siria y a su lucha contra el terrorismo en el Líbano, tiene las manos atadas y no puede abrir otro frente de lucha.
Paralelamente, Israel no tiene interés en desencadenar una guerra contra el Líbano debido, sin duda, a que conoce las riesgos y las repercusiones que tal conflicto conllevaría.
Así pues, la teoría de la negación evocada por Israel ha fracasado. Los dirigentes israelíes habían presentado durante mucho tiempo esta teoría como si fuera la gran hazaña de esta época. Según ellos, la parte contraria, es decir Hezbolá, no tenía interés en responder a ciertos ataques limitados llevados a cabo por Israel en el escenario libanés.
Sin embargo, una vez que esta teoría ha mostrado su fracaso, tres realidades se abren ante Israel. En primer lugar, lo que Tel Aviv considera que son ataques limitados que el otro campo puede soportar suponen para éste último una transgresión imperdonable de la línea roja. En segundo lugar, el mando de Hezbolá considera que una respuesta a una acción militar israelí no significa necesariamente el desencadenamiento de una guerra. Y en tercer lugar y en lo que se refiere a la reivindicación de la operación de Shebaa por parte de Hezbolá, éste es un claro mensaje a Israel de que la Resistencia libanesa está dispuesta a ir más lejos en caso de un nuevo ataque israelí.