Hezbolá comprendió que la activación por parte de la oposición siria de las fuerzas takfiris tenía múltiples causas que servían al objetivo principal de eliminar a Hezbolá.
La oposición siria se empeñó en arrastrar a Hezbolá a su batalla contra el gobierno sirio desde los primeros instantes del conflicto en Siria. La sola razón detrás de estos intentos -como demostraron los hechos posteriores- fue la fuerte convicción de los dirigentes de la oposición y del eje que agrupa a Occidente, Israel, Turquía y los países del Golfo de que la caída del gobierno sirio llevaría algunas semanas solamente. Esto impulsó a la oposición siria a vincular la suerte de Hezbolá a la del régimen sirio. A esto se añaden los intentos de los adversarios de Hezbolá en el Líbano de efectuar el mismo vínculo. Ellos creyeron también que ya no era necesario tener en cuenta el peso de Hezbolá puesto que su eliminación era inminente.
Hezbolá comprendió pronto estos hechos y logró -a través de diversos medios- conocer la política adoptada por los opositores sobre el terreno y sus contactos con el exterior.
Esto permitió a Hezbolá conocer inmediatamente cuál era la visión estratégica de aquellos que trataron firme y rápidamente de explotar unas protestas populares en beneficio de un programa que sobrepasa con mucho todas las demandas de reforma.
Hezbolá sacó rápidamente sus conclusiones, incluso aunque no habló de ellas hasta más tarde. Y esto facilitó su profundo entendimiento del conflicto entre el eje de la resistencia y el eje que reagrupa a los países regionales e internacionales hostiles a la misma. Sin embargo, el fuego fue alimentado por la enemistad mostrada por las principales fuerzas de la oposición hacia el movimiento libanés. A pesar de este hecho, Hezbolá continuó avanzando con vigilancia y lentamente en el campo de minas sirio, contentándose con observar algunas veces y llevar a cabo tareas de mediación entre los opositores y el gobierno en otras ocasiones.
Ataques a los libaneses en las zonas fronterizas
Hezbolá comprendió y sabía que la activación por parte de la oposición siria de las fuerzas takfiris en los medios civiles y populares tenía múltiples causas que servían al objetivo principal de eliminar a Hezbolá y la resistencia.
El vocabulario confesional apareció en el tratamiento otorgado por la oposición hacia los partidarios del gobierno sirio, ya fueran sirios o no. Estaba claro que el inicio de una guerra de tipo confesional era una de las reivindicaciones principales de los partidarios de los militantes en Siria. Ellos creían que la utilización de estos eslóganes de “una guerra contra los sunníes” podría acentuar el sentimiento confesional y crear un terreno hostil principalmente contra Irán y Hezbolá.
Ellos buscaban tratar también de tender una trampa estratégica a Hezbolá. Con tal objetivo, comenzaron a atacar los sitios sagrados shiíes, sobre todo el Mausoleo de Sayyida Zeinab, situado al sur de Damasco, intentando provocar una respuesta de tipo sectario.
Hezbolá se apresuró a pedir la conformidad del mando sirio para desplegar tropas a fin de evitar la caída del Mausoleo en manos de los militantes. Éste fue el primer acto público de la intervención de Hezbolá.
Durante un largo período, los combatientes de Hezbolá no llevaron a cabo ninguna ofensiva en Siria. Por el contrario, numerosos miembros del partido cayeron mártires mientras se posicionaban en puntos concretos para defender el Mausoleo.
Sin embargo, las cosas no quedaron ahí. Hezbolá no ignoraba que varias partes buscaban dañar a la resistencia. Él estaba también estupefacto por la falta de visión política de los partidos libaneses que apoyan a los grupos armados y colaboran con ellos en el Líbano también.
Lo que tuvo lugar es que en un lugar no lejos de Siria, allí donde se encuentra la verdadera sala de operaciones de los militantes armados, una parte bien conocida decidió elevar el nivel de la amenaza contra Hezbolá. Fue así como se tomó la decisión de alimentar una campaña mediática internacional contra Hezbolá porque ese partido se había posicionado al lado del gobierno sirio. Paralelamente, una campaña interna libanesa fue lanzada para vender la idea de que las armas de Hezbolá eran la causa del peligro que amenazaba a los libaneses.
En un momento, se hizo necesario para Hezbolá tomar medidas prácticas. En este marco, se produjo un error estratégico de la oposición armada y los que están detrás de ella de lanzar una batalla de limpieza étnica en las localidades sirias habitadas por libaneses y fronterizas con la región libanesa de Hermel.
La operación de Al Qussair se impuso así como una necesidad sobre el ambiente popular de Hezbolá y a continuación sobre su mando. Estas operaciones de los militantes fueron como una invitación oficial y obligatoria para que Hezbolá interviniera militarmente y de forma diferente esta vez en Siria. En aquel momento, la oposición siria se lanzó a una confrontación militar directa con Hezbolá.
La larga frontera un año antes
Hace un año, el mapa geográfico de la frontera sirio-libanesa mostró una línea que se extendía desde Talkalj al norte hasta la ruta Damasco-Beirut, al Sur, completamente bajo el control de los grupos armados opositores sirios. Frente a esta línea se extendían las regiones libanesas de Walid Jalid hasta Kfarzabad, pasando por las áreas montañosas de Baalbeck, Ersal y Hermel.
La ciudad de Al Qussair era el nudo de esta línea. Los grupos armados opositores querían convertirla en un punto de partida para tomar el control de Homs y separar esta ciudad de Damasco, y también en una base de retaguardia para enviar armas y combatientes a las dos Gutas. La región de Qalamún constituye la mayor parte de esta línea. Ella se extiende desde el Sur de Al Qussair hasta las regiones del norte y el oeste de la capital. Esta línea constituía una amenaza estratégica para el gobierno sirio y para el Líbano.
El control de esta línea por los grupos armados amenazaba los caminos y el aprovisionamiento de la resistencia y las regiones habitadas por sus partidarios en el Líbano. Al Qaida y sus aliados proclamaron un emirato a lo largo de toda la frontera. Dicho emirato se alargaba cada vez más.
Los crímenes de los grupos armados en las localidades provinciales que se hallaban junto a la ciudad de Hermel golpearon el corazón de esta localidad pro-resistencia, especialmente cuando el proceso de expulsión de los habitantes libaneses de la cuenca del río Oronte, en Siria, comenzó a finales de septiembre de 2012.
En Qalamún, la oposición nunca cesó de anexionarse posiciones y regiones limítrofes con el Líbano. Ella se benefició del vacío provocado por la retirada de la región de las unidades de élite del Ejército sirio que buscó reforzar las zonas situadas en los alrededores de Damasco, sobre todo después de Julio de 2012, fecha del inicio del despliegue masivo de milicianos de la oposición para atacar la capital.
La resistencia inicia su movilización
Durante este período, la resistencia tomó la decisión de comenzar a estudiar la naturaleza del territorio sirio que se hallaba junto al Líbano. Equipos de reconocimiento comenzaron su acción en la provincia de Damasco, donde la oposición movilizó sus efectivos.
El peligro de los milicianos en la región de Al Qussair se acentuó. Se convirtió en algo vital el defender los pueblos y localidades de la cuenca del Oronte (geográficamente sirios, pero cuya población era una mezcla de libaneses y sirios), justo después del inicio de la expulsión de los habitantes de esos lugares. Y esto como preludio de la apertura de una ruta directa entre la localidad de Al Qussair y la región libanesa de Akkar, que permitiría a los militantes infiltrarse en el Líbano.
El suministro a los habitantes de estas localidades de los medios para defenderse y proteger sus tierras no disuadió a los militantes que continuaron sus ataques contra ellas y sus intentos de extender geográficamente su dominio en todos los sentidos. En la práctica, ellos eliminaron la frontera que existía entre el Líbano y Siria y establecieron posiciones en los territorios libaneses, incluyendo en la zona de Ersal, entre otras.
Y enfrente de las localidades libanesas de Yanta, Tufail, Ham, Maarabun y Nabi Shiz, los equipos de reconocimiento de la resistencia localizaron lo que era incluso más peligroso. Ciertos grupos de la oposición siria desplegados en la región obraron siguiendo un programa que tenía por objetivo detectar las posiciones de la resistencia, sus campos de entrenamiento y las rutas que ella utilizaba desde hace años en el límite de la frontera sirio-libanesa.
Sobre esta base y con el fin de romper la línea fronteriza establecida por la oposición, fue tomada la decisión de expulsar a los militantes de Al Qussair. Los grupos armados querían convertir la batalla de Al Qussair en una victoria decisiva y estratégica frente a Hezbolá. Sin embargo, fue Hezbolá el que logró la victoria decisiva y estratégica frente a ellos. Baste señalar la histeria de los países que apoyan a los terroristas en Siria, desde al Golfo a Occidente pasando por Turquía. Por otro lado, la victoria de Hezbolá dio lugar a una motivación histérica de venganza por parte de la oposición.
En lo que se refiere al Ejército sirio, la asociación con Hezbolá en la planificación militar fue el factor que necesitaba sobre el terreno. La razón principal de ello está ligada a la táctica militar de Hezbolá, que es más flexible y más adaptada a la guerra de guerrillas que llevan a cabo los militantes, en contraposición al espíritu militar clásico del Ejército. Los efectos de este punto de inflexión fueron vistos mucho más rápidamente de lo que estaba previsto.
De Al Qussair a Rankús
La batalla de Al Qussair se inició a principios de junio de 2013. Ella asestó un duro golpe a la oposición armada que se mostraba tranquila preparando su ulterior expansión hacia Damasco. El Ejército sirio y Hezbolá progresaron también en las dos Gutas Oriental y Occidental de Damasco y en la provincia de Alepo. Los militantes llevaron a cabo operaciones que tuvieron un eco mediático como las de la localidad de Maalula, en Qalamún, y en Sadad y Mahin, en el sur de la provincia de Homs.
Por el otro lado, los planificadores mostraron paciencia: la naturaleza sinuosa de los Montes de Qalamún precisaba de un estudio profundo del terreno. Y si las milicias de Yabrud, Rankús y otras localidades del Qalamún no hubieran constituido un peligro para el Líbano o Damasco o la ruta Damasco-Homs, no habría sido necesario llevar a cabo una campaña rápida en la región.
Parece que los opositores no extrajeron lecciones suficientes de la batalla de Al Qussair y comenzaron a utilizar su control sobre la región de Qalamún para enviar coches bomba hacia el Líbano y lanzar cohetes sobre la Bekaa, además de sus intentos de extenderse más allá de Qalamún y apoyar a las milicias de la oposición en la Guta Oriental.
La decisión de lanzar una operación militar en toda la región de Qalamún y cerrar la frontera sirio-libanesa fue anunciada. Los preparativos para la batalla, las tácticas de los combatientes de Hezbolá que se repartieron en pequeños grupos en las filas del Ejército, la gran capacidad de fuego y otros factores ayudaron a ganar rápidamente las batallas en la región de Qalamún y en la provincia de Homs (como en Al Hosn) con las menores pérdidas posibles entre sus filas.
En la región de Naamat, frente a Hermel, en los pasos de contrabando que enlazan el territorio sirio con Ersal, en Yarayir, Sahl, las Granjas de Rima y después en Yabrud, Rass el Ain, Flita, Rass Maarrah y Rankús, la derrota psicológica llegó antes que la militar. Según los expertos, el cierre completo de la frontera sirio-libanesa no tardará en producirse, lo que permitirá transportar a importantes fuerzas del Ejército sirio y la Resistencia desde Qalamún a otras regiones donde se combate.
La expansión del papel de Hezbolá y el incremento de los éxitos militares
Lejos de Qalamún, la expansión defensiva de Hezbolá se extendió desde los aledaños del Mausoleo de Sayyida Zeinab hasta alcanzar la superficie de las dos Gutas, Oriental y Occidental, y ha cambiado las ecuaciones sobre el terreno.
El fin de la amenaza contra la capital se produjo simultáneamente a un cambio similar en el equilibrio de fuerzas en Homs, “la capital de la revolución”. Es aquí donde las fuerzas sirias han tomado la iniciativa, retomando el control de la mayor parte de los barrios de la ciudad y asediando a los militantes que se hallan en el resto de los barrios.
Después de Homs, fue el turno de Alepo, donde el sitio ha sido levantado y la ruta del aeropuerto abierta. Las localidades de Safira y Janasser han sido liberadas.
En el marco de los cambios que ha conocido el terreno sirio desde la Batalla de Al Qussair hasta este día, podemos incidir en varios puntos:
- El fin de los retrocesos militares del gobierno y el paso de la iniciativa a manos del Ejército sirio y sus aliados, incluyendo las Fuerzas de Defensa Nacional y Hezbolá.
- Esta iniciativa ha permitido lograr victorias sobre el terreno y cambiar el equilibrio de fuerzas entre el gobierno y los grupos armados de oposición.
- La aceleración del ritmo de las victorias, como es el caso de la región de Qalamún, donde las localidades han caído con pocos días de intervalo, lo que pone de relieve un cambio dramático en la planificación y la acción de los militares del Ejército y sus aliados. Esto permitirá acelerar el ritmo de las victorias.
- El control casi absoluto de la frontera sirio-libanesa, siendo ésta la primera frontera internacional siria bajo el dominio total del gobierno.
- La creación de un muro de disuasión que impide toda intervención extranjera en la guerra de Siria y esto ayudó a disipar una posible agresión contra Siria en relación al tema del asalto con armas químicas en agosto de 2013.
- El fin de los intentos de derrocar al gobierno sirio y el reconocimiento por parte de los enemigos de la necesidad de una solución política que pasa, ante todo, por el mantenimiento del régimen.
Ibrahim al Amine, Hassan Oileik (redactor en jefe y periodista respectivamente del diario Al Akhbar)