Las Naciones Unidas anunciaron que al menos 58 personas murieron muertas y más de un centenar resultaron heridas en un ataque a una de sus bases en Sudán del Sur.
Las Naciones Unidas anunciaron que al menos 58 personas murieron muertas y más de un centenar resultaron heridas en un ataque a una de sus bases en Sudán del Sur, donde están refugiados miles de civiles.
El jefe de operaciones humanitarias de la ONU en ese país asolado por la guerra desde hace cuatro meses, Toby Lanzer, ha advertido que su organización hará “todo lo necesario” para proteger las vidas de los refugiados en sus bases de todo el país, donde se agrupan unos 67.000 refugiados de diversas etnias, incluyendo el recurso a la fuerza.
El jueves un grupo de alrededor de 350 hombres jóvenes atacó la base de la ONU en Bor (200 kms al norte de Juba), una ciudad que está bajo el control de las fuerzas gubernamentales, después de haber cambiado varias veces de manos.
La base alberga a unos 5.000 civiles refugiados que huyen de la violencia étnica que caracteriza el conflicto.
El objetivo de los asaltantes parece haber sido el de matar al mayor número de personas posible, según Lanzer.
“Cuarenta y ocho cadáveres de niños, mujeres y hombres fueron hallados en la base. Los cuerpos de 10 atacantes fueron también encontrados en el exterior de la base. El número de muertos podría aumentar, ya que 100 personas resultaron heridas, algunas de gravedad”.
“Cuando comprendimos que éramos atacados respondimos” y la “rápida reacción” de los cascos azules de la ONU en Bor -nepaleses, indios y surcoreanos- “salvó vidas”, dijo Lanzer. Él añadió que la ONU ha reforzado las bases en todo el país.
Él señaló que “esta semana ha sido la más sombría en la historia de Sudán del Sur” por el ataque en Bor, pero también por las nuevas atrocidades en la ciudad petrolífera de Bentiu, que se está bajo control rebelde.
La actual guerra en Sudán del Sur estalló en diciembre entre unidades leales al presidente Salva Kiir y los partidarios del antiguo vicepresidente Riek Machar.
