25-11-2024 01:29 AM Tiempo de Jerusalén

Rusia y EEUU libran un pulso en el Mar Negro

Rusia y EEUU libran un pulso en el Mar Negro

EEUU ha incrementado su presencia militar en el Mar Negro, que incluye la presencia de barcos con el sistema antimisiles Aegis.

A finales de abril la fragata estadounidense USS Taylor entró en el Mar Negro, según indicó la Marina estadounidense, en un momento en el que el Pentágono envió además 600 soldados a Polonia, Lituania, Letonia y Estonia para realizar ejercicios militares. EEUU afirmó que el envío del barco buscaba “promover la paz y estabilidad en la región”.

“La Marina de EEUU opera buques en el Mar Negro conforme a la Convención de Montreaux y la ley internacional. La misión del USS Taylor es tranquilizar a los aliados de la OTAN acerca del compromiso de la Marina estadounidense de reforzar y mejorar la interoperatibilidad con ellos mientras trabajamos para lograr nuestros objetivos comunes en la región”, dijo una declaración de la Marina estadounidense.

Sin embargo, Rusia considera que EEUU ha violado la Convención de Montreaux, que restringe la presencia de buques de países que no cuenten con litoral en el Mar Negro y fija una permanencia límite de 21 días para cada uno, y señaló que algunos de estos barcos han permanecido más tiempo en la zona.

A esta presencia militar de EEUU hay que añadir la de dos buques de Francia, la fragata Dupleix y el barco de vigilancia Dupuy de Lôme, lo cual ha incrementado la presencia militar de la OTAN hasta tres barcos al mismo tiempo en ese mar.

EEUU envió un barco de guerra, el USS Mount Whitney, al Mar Negro a principios de año en una supuesta misión de apoyo a la seguridad en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi. Sin embargo, tras el inicio de la crisis de Ucrania el buque prolongó su estancia en allí y fue más tarde relevado por el destructor USS Truxtun”. Desde entonces, EEUU ha mantenido una presencia ininterrumpida en dicho mar.

La presencia más peligrosa para Rusia ha sido, sin embargo, la del destructor USS Donald Cook, un barco dotado del sistema antimisiles Aegis, que entró en el Mar Negro a mediados de abril. Este sistema es considerado como un amenaza para el equilibrio nuclear entre Rusia y EEUU y afecta, de este modo, al propio concepto de disuasión nuclear.

Durante su estancia en el Mar Negro, el Cook fue sobrevolado a poca distancia y a baja altitud por dos aviones de ataque rusos Su-24 que no llevaban armas. El Pentágono calificó dicho acto de “provocador e inconsistente con los protocolos internacionles y con la interación profesional entre nuestros ejércitos”. La prensa estadounidense presentó el incidente como si se tratara de una operación naval rutinaria de EEUU amenazada por aviones rusos. Desde el punto de vista ruso, fue una advertencia de que un buque estadounidense Aegis en el Mar Negro estaba al alcance de sus aviones y misiles en cualquier momento.

El 9 de abril la agencia rusa Itar-Tass escribió que “el USS Donald Cook visitará el puerto de Odessa para demostrar el apoyo de EEUU a las actuales autoridades ilegítimas de Kiev, que deben tanto a los norteamericanos en lo que se refiere a su llegada al poder”. La agencia señaló que los responsables del Ministerio ruso de Defensa creen que el envío de un sistema antimisiles al Mar Negro muestra la voluntad de Washington de llevar un componente de dicho sistema a una distancia lo más corta posible del territorio ruso y advirtieron acerca del posible despliegue de forma permanente de ese tipo de buques en el Mar Negro.

Rusia ha advertido que un mayor despliegue del sistema antimisiles cerca de su territorio llevará al país a retirarse del tratado de reducción de armas estratégicas START, firmado en abril de 2010 y que reconoce, entre otras cosas la existencia de una interrelación entre armas estratégicas ofensivas y defensivas, algo que parece que Washington está dispuesto a ignorar. En este sentido, la presencia de un sistema antimisiles en el Mar Negro supone una clara violación del tratado. Esto puede constituir para Rusia un “evento extraordinario” que el tratado define en su artículo 14 y que da a cada parte el “derecho a retirarse del tratado si decide que eventos extraordinarios ponen en peligro sus supremos intereses”.

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha prometido seguir las negociaciones sobre armas estratégicas, pero ha advertido al mismo tiempo que hará “todo para garantizar al seguridad del pueblo ruso”. De momento, la incorporación de Crimea a Rusia ha frustrado uno de los objetivos del golpe de Kiev, patrocinado por EEUU y sus socios europeos, que era el de debilitar la presencia rusa no sólo en Ucrania, sino también en el Mar Negro y quizá en el futuro atracar barcos de la OTAN en el puerto de Sebastopol, históricamente vinculado a la presencia naval rusa.

Sin embargo, la flota rusa del Mar Negro, situada en Sebastopol, ya no necesitará depender más de la voluntad de los dirigentes de Kiev para su permanencia en dicha base y Crimea continuará siendo el portaaviones inhundible desde el que Rusia puede proyectar su influencia al Mediterráneo y Oriente Medio.