En Egipto, cada vez más voces se elevan en contra de EEUU y su principal aliado en la región, Arabia Saudí.
En Egipto, cada vez más voces se elevan en contra de EEUU y su principal aliado en la región, Arabia Saudí.
Ambos países son acusados de financiar partidos políticos, organizaciones religiosas y ONGs para influir en la política interna.
Según el diario árabe Al Quds Al Arabi, el gobierno egipcio ha decidido abrir una investigación judicial sobre la financiación externa, que ha alcanzado proporciones alarmantes en los últimos meses.
El objetivo de tal financiación parece ser el de influir en las elecciones parlamentarias previstas antes de finales de año.
Internamente, se incrementan las acusaciones contra los liberales y los salafíes.
La financiación de EEUU se dirige principalmente a los liberales a fin de que puedan competir contra los islamistas en las próximas elecciones. Por su parte, la financiación saudí va a los partidos wahabíes, salafíes y “takfiris”, es decir los que abjuran de los otros musulmanes, con el mismo propósito electoral.
De forma paralela, los fondos enviados tienen como fin el de influir en el curso del juicio que se sigue contra el depuesto dictador Hosni Mubarak. Varias fuentes han informado de generosas ofertas realizadas por individuos de ideología wahabí a familias de los mártires para que renuncien a sus acusaciones y demandas contra Mubarak, lo cual fue rechazado con desdén por éstas últimas.
El líder de la revolución popular en Suez, Hafez Sheij Salameh, afirmó la semana pasada que disponía de informaciones según las cuales algunos países árabes habían ofrecido al gobierno egipcio la suma de 18.000 millones de libras egipcias (el equivalente de 3.000 millones de dólares) para renunciar al juicio de Mubarak.
El mes pasado, la embajadora de EEUU, Anne Paterson, declaró haber distribuido 40 millones de dólares a organizaciones no gubernamentales, individuos, y partidos políticos desde el estallido de la revolución. Esto provocó una ola de rechazo de la opinión pública y las fuerzas políticas egipcias, que han pedido que se revele cuáles son los partidos que han sido financiados por los estadounidenses.
El Ministerio de Cooperación Internacional de Egipto ha ordenado una investigación a este respecto.
Varios periodistas han sido también acusados por la Coalición Popular para Desvelar la Financiación Extranjera de las Organizaciones de la Sociedad Civil de estar involucrados en esta corrupción al colaborar con una serie de organizaciones civiles financiadas por los norteamericanos. Algunos periodistas han planteado una queja por estos hechos ante el Fiscal General.
Las diferencias entre Washington y El Cairo también se han intensificado con respecto a la forma en que se gasta la ayuda de EEUU a Egipto.
De acuerdo con el sitio de Internet Arabs48, los estadounidenses insisten en designar por sí mismos a los representantes de las organizaciones no gubernamentales y del sector privado egipcio cuyos proyectos se beneficiarán de estos fondos, algo a lo que se niegan categóricamente los egipcios.
Por su parte, los estadounidenses afirman que estaban consternados por las investigaciones sobre su financiación de las ONGs, y las calificaron de “escalada injustificada”.
Victoria Nuland, una portavoz del Departamento de Estado, dijo el miércoles que el gobierno de EEUU había expresado su preocupación al de Egipto por el crecimiento del sentimiento anti-americano en el país.
Nuland tuvo el cuidado de defender a la embajadora de EEUU en El Cairo, Anne Paterson, a la que presentó como uno de los representantes diplomáticos estadounidenses “con más experiencia y respetabilidad”.
Sin embargo, en la portada de la revista egipcia Octubre del 31 de julio, Paterson fue mostrada en una caricatura usando dólares para alumbrar una dinamita enrollada en una bandera de EEUU colocada en el centro de la plaza Tahrir.
“Son los funcionarios egipcios los que están detrás de esta campaña de odio de la calle egipcia contra Washington y contra las ONG que aceptan financiación de EEUU”, afirmó el periódico neocon norteamericano Wall Street Journal.
Por su parte, la revista Octubre respondió diciendo: “... la opinión pública egipcia y árabe no necesita ningún calentamiento externo para denigrar a EEUU. El apoyo incondicional de EEUU a Israel a expensas de los derechos árabes legalmente reconocidos, su participación en la conspiración de silencio sobre los crímenes cometidos contra los palestinos y su abierta injerencia en los asuntos de varios países árabes, incluyendo Egipto, son suficientes para suscitar el rechazo y el odio de toda persona patriótica en contra de la administración estadounidense y sus agentes.”