Argentina puede convertirse en el sexto país del BRICS, el bloque de potencias emergentes que desafían el control unipolar del mundo por parte de EEUU y sus aliados.
Argentina puede convertirse en el sexto país del BRICS, el bloque de potencias emergentes que desafían el control unipolar del mundo por parte de EEUU y sus aliados.
La concepción del grupo de países emergentes fue formulada a principios de la primera década del siglo. La interacción entre Brasil, Rusia, India y China fue iniciada a partir de septiembre de 2006 cuando un primer encuentro de los ministros de Exteriores del futuro bloque tuvo lugar a iniciativa del presidente ruso, Vladimir Putin, al margen de una sesión de la Asamblea General de la ONU. Sudáfrica se adhirió al grupo en 2010.
En estos días, el grupo debate la adhesión de Argentina. India, Brasil y Sudáfrica se muestran a favor. China no se opone, pero pide que se estudie a fondo la cuestión dentro del BRICS antes de pronunciarse. Ella saluda el desarrollo de un diálogo y cooperación del grupo con los países en desarrollo con independencia de la posición que se adopte.
Rusia mantiene una actitud similar hacia una posible ampliación del BRICS. “Nuestra reacción ante tales demandas es siempre constructiva”, declaró el viceministro ruso de Exteriores, Serguei Riabkov, a RIA Novosti. Él dijo que el propio marco del BRICS estaba en fase de construcción. “Todas las cuestiones relativas a la ampliación del BRICS demandan una elaboración fundamental y minuciosa”, dijo el diplomático.
Desde el punto de vista político, el potencial ya considerable del BRICS no hará sino ganar con la adhesión de Argentina, señala el redactor en jefe de la revista América Latina, Vladimir Travkin.
“Yo creo que la ampliación del BRICS a Argentina es un paso en la buena dirección. Si esta cuestión es discutida dentro del BRICS y sus miembros se expresan a favor, esto beneficiará a todos. La entrada de Argentina en el BRICS llevará también a un estrechamiento de las relaciones entre Rusia y Argentina, que es un país muy importante de América Latina con un enorme potencial económico”.
Quedan, sin embargo, por encontrar soluciones a numerosos problemas vinculados a las múltiples concertaciones de Argentina con los países miembros, visto el vasto territorio de ese país, su economía y su población. Es por ello por lo que Pekín y Moscú sugieren un enfoque cauto en esta cuestión.
Sin embargo, Buenos Aires aspira a acelerar el proceso. Para Argentina, su adhesión al BRICS puede significar la obtención de una financiación en condiciones más ventajosas que las propuestas por el FMI o el Banco Mundial, que han criticado duramente las políticas argentinas en los pasados meses.
Las ventajas financieras y políticas que el BRICS ofrece atraen también a otros países como Irán, Kazajistán, Indonesia y México. Las perspectivas en este sentido son muy buenas.
Numerosos expertos consideran que la adhesión de Argentina al BRICS es un hecho prometedor y sitúa al país en el bloque de naciones que buscan un mundo multipolar y que pueden constituir pronto el mayor bloque económico y político mundial. Y esto a pesar de la diferencia de potenciales entre los miembros del grupo.
Por otra parte, el período de tensas relaciones entre Rusia y los países occidentales puede servir para incrementar la cooperación en el marco del BRICS. Los países en desarrollo siguen la situación y extraen sus conclusiones a fin de proteger sus activos. Y en este sentido, la crisis actual puede favorecer la ampliación del BRICS y su conversión en una zona de libre comercio.