El anuncio de la dimisión del emisario internacional para Siria, Lakhdar Brahimi, ha sido recibido con satisfacción por el gobierno sirio, pero con tristeza por la oposición.
El anuncio de la dimisión del emisario internacional para Siria, Lakhdar Brahimi, ha sido recibido con satisfacción por el gobierno sirio, pero con tristeza por la oposición tras dos años de esfuerzos infructuosos para poner fin al conflicto.
“Es con profundo lamento que he decidido aceptar la demanda del Sr, Brahimi de dejar sus funciones el 31 de Mayo”, anunció el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que rindió homenaje a “la paciencia y la perseverancia” de este mediador de 80 años.
Brahimi, por su parte, dijo estar “muy triste de abandonar el puesto y dejar a Siria en tan mala situación”. Su salida deja a la ONU sin mediador.
En Damasco, el gobierno no oculta su satisfacción de ver partir a Brahimi al que nunca apreció, sobre todo debido a su insistencia en tratar el tema del abandono del poder por parte del presidente, Bashar al Assad.
“Brahimi es el hombre de Arabia Saudí”, afirmó el diario Al Watan. “Él mostró su parcialidad en favor de la oposición, especialmente durante la conferencia de Ginebra-2, al expresar su apoyo a la Coalición y a su jefe, Ahmad Yarba”, indicó el periódico.
En este mismo sentido, la agencia oficial SANA se refirió a las causas del fracaso del emisario de la ONU, al que acusó de interferirse en los asuntos internos del país.
“Un mediador no puede interferirse en los asuntos relevantes de la soberanía de los estados”, señaló la agencia.
Por el contrario, un representante de la ONU en la Coalición Nacional Siria, Nayib Gadbian, afirmó que la oposición “ha apreciado los esfuerzos de Brahimi para hallar una solución y comparte su frustración”.
Mientras tanto, el gobierno sirio continúa su política de reconciliación nacional y ha suscrito un acuerdo de intercambio de prisioneros con los militantes en Adra, una localidad de la provincia de Damasco.