El congresista colombiano emplazó hoy a la transnacional norteamericana Drummond a encarar sus responsabilidades judiciales por presuntos vínculos con las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia
El congresista colombiano Iván Cepeda emplazó hoy a la transnacional norteamericana Drummond a encarar sus responsabilidades judiciales por presuntos vínculos con las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y los daños irreparables causados al país.
Cepeda, que ha insistido en el tema en varias oportunidades anteriores, reiteró que no se pueden aceptar como excusa los argumentos esgrimidos por algunas empresas, según los cuales se vieron obligadas a pagar a las bandas delincuenciales para que las protegieran de supuestos ataques de la guerrilla.
Señaló, además, que la Drummond, con matriz en la ciudad de Alabama, ha sido demandada por el asesinato de tres líderes sindicales en 2001, cuyos familiares aseguran que la multinacional le pagó a un cabecilla de las AUC para que los eliminaran.
También lo ha sido, en numerosas ocasiones, por los gremios obreros, debido a los percances de salud enfrentados por la falta de medidas de protección y seguridad laborales, sin que recibieran indemnización alguna.
La Drummond reinició sus operaciones a fines de marzo de este año, después de la suspensión decretada el pasado enero por el Ministerio de Medioambiente, ante el incumplimiento de la carga directa del mineral a los buques (mediante un sistema de ductos), de obligatorio cumplimiento según estipula un decreto ley vigente.
En esa ocasión sus directivos se comprometieron a implementar nuevos controles para medir la densidad de la atmósfera y registrar eventuales afectaciones en los puertos de esa área marítima.
En diciembre de 2013, después de un largo proceso iniciado en 2012 y dilatado por varias acciones jurídicas de la multinacional, la Drummond fue multada con seis mil 965 millones de pesos (tres millones 57 mil dólares) por el daño causado en la bahía de Santa Marta, al vertir unas 500 toneladas de carbón al mar para evitar el hundimiento de una de sus barcazas.
El vertimiento contaminó la bahía, la calidad del aire y devastó el lecho marino, un daño ambiental que demorará décadas en ser restaurado, según ecologistas.
PL