Los rumores y las previsiones alarmistas surgen de todas partes sobre la situación en el Líbano una semana después de los éxitos logrados por las fuerzas de seguridad libanesas.
Los rumores y las previsiones alarmistas surgen de todas partes sobre la situación en el Líbano una semana después de los éxitos logrados por las fuerzas de seguridad libanesas que lograron impedir un atentado preparado contra el restaurante del Hotel as Saha, próximo al Suburbio del Sur de Beirut.
Una de estas informaciones indica que la vida del secretario de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, está en peligro. Esto no es una novedad en sí dado que él figura en cabeza de la lista de objetivos israelíes. Sin embargo, esta vez parece que es la milicia del así llamado Estado Islámico en Iraq y Siria la que quiere asesinarle.
Esto ha sido revelado por una organización yemení: la Organización de la Justicia y el Desarrollo de los Derechos Humanos, sin revelar sus fuentes.
Según su presidente, Zaidan al Qanai, las organizaciones salafistas y el EIIS quieren desembarazarse del secretario general de Hezbolá, Sayyed Nasralá, así como del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, y el presidente sirio, Bashar al Assad. Ellos quieren acabar también con algunos líderes religiosos shiíes en Iraq, como el gran ayatolá Ali al Sistani y el joven religioso Muqtada al Sadr.
El propósito claro es desencadenar conflictos sectarios entre sunníes y shiíes.
En su informe, citado por el sitio Al Hadath News, la organización estima que los países del Golfo, aunque rechazan la expansión de las organizaciones de Al Qaida a Jordania y Yemen, estiman que ellas son el único medio de contrarrestar lo que consideran “expansión iraní en la región a través de Hezbolá, las milicias shiíes y los gobiernos de Assad y Maliki.”
La organización ha puesto en guardia en contra la expansión del EIIS hacia el Líbano y su alianza con algunos grupos libaneses, como los militantes del clérigo extremista Ahmad al Assir, buscado por la justicia libanesa por los asesinatos de soldados del Ejército libanés, así como las organizaciones salafistas que operan en Trípoli, en el norte del Líbano.
Otra previsión alarmista proviene del Consejo Mundial de la Revolución de los Cedros, organización libanesa próxima al 14 de Marzo y cuya sede se encuentra en Washington.
Según su presidente, Tom Harb, que está apoyado por el lobby sionista y los neocon, ciertos congresistas estadounidenses se preocupan de una degradación eventual de la situación en el Líbano y temen atentados contra los dirigentes políticos, incluyendo ministros y diputados, y contra personalidades militares y de seguridad.
En declaraciones al diario kuwaití Al Siyassa, que forma parte de los órganos de prensa que difunden rumores contra el eje de la resistencia, él habló de una ola terrorista en las diferentes regiones shiíes libanesas.
“Varios congresistas han informado a sus aliados en el Líbano que temen el desencadenamiento de guerras de grupos en las calles de Beirut, las cuales podrían extenderse a otras partes,” añade Harb, según el cual el Departamento de Estado de EEUU ha pedido de nuevo a los estadounidenses que no se dirijan hacia el Líbano.
Estos congresistas estadounidenses han anulado una visita prevista al Líbano el próximo mes para informarse de cerca de la situación y exhortar a los libaneses a elegir a un presidente.