Israel está reanudando su antigua política de destruir las viviendas de las familias de los miembros de organizaciones palestinas que llevan a cabo actos de resistencia contra Israel.
Israel está reanudando su antigua política de destruir las viviendas de las familias de los miembros de organizaciones palestinas que llevan a cabo actos de resistencia contra Israel.
En este sentido, el Ejército israelí planea demoler decenas de viviendas pertenecientes a palestinos en Cisjordania.
Los soldados israelíes destruyeron el martes en Hebrón las casas de Maruan Qawashmeh y Amir Abu Aisha, dos palestinos a los que las autoridades de ocupación israelíes buscan por su presunta vinculación con la muerte de tres colonos sionistas de un asentamiento de Cisjordania.
Los vecinos visitaron la destruida vivienda de Abu Aisha para consolar a los miembros de la familia y maldecir a los perpetradores israelíes. “Lo que han hecho es absolutamente bárbaro. Mirad a los niños aquí”, dijo el tío de Amir, Mohammed.
Antes de destruir la vivienda, los soldados rompieron las ventanas, el fregadero, los escalones de la escalera y el inodoro con martillos. Pan, azúcar y yogures fueron arrojados al suelo de la cocina.
El miércoles, Israel destruyó la vivienda de un palestino identificado como Ziad Awad en la localidad palestina de Idna. Awad fue acusado de dar muerte a un policía israelí durante un enfrentamiento.
El periódico israelí Haaretz informó el viernes que la residencias de varios líderes del movimiento palestino Hamas están entre las que serán destruidas.
El informe señala que las casas de varios hombres liberados de las cárceles israelíes a cambio del soldado israelí Gilad Shalit en 2011 podrían ser también destruidas con bulldozers.
El último plan de demoliciones está considerado como parte de la represión del movimiento de resistencia palestino por parte del régimen sionista.
En febrero, la Oficina de la ONU de Coordinación de Temas Humanitarios dijo que Israel destruyó 390 viviendas palestinas en el Valle del Jordan, en Cisjordania, en 2013, lo que llevó al desplazamiento de 600 palestinos. Esto supuso el doble de demoliciones del año anterior.
Los grupos pro-derechos humanos señalan que las demoliciones de viviendas son un crimen de guerra por cuanto suponen un castigo colectivo contra la población civil. Esta política está dirigida también a la apropiación de más tierras para la construcción de ilegales asentamientos judíos en tierras palestinas.
El Ejército israelí ha estado destruyendo viviendas palestinas durante décadas, pero detuvo esta práctica en 2005 bajo la presión internacional.
