Los sionistas intentan materializar su sueño sobre la creación de un Gran Israel colonizando tierras en el norte de Iraq.
Recientemente, el periodista estadounidense Wayne Madsen publicó un artículo en su sitio web donde describe con detalle las políticas expansionistas de Israel en Iraq y confirma que Israel aspira a controlar una parte de Iraq con el fin de materializar su sueño del Gran Israel que viene cristalizado en su propia bandera, cuyas dos franjas azules representan los ríos Nilo y Eufrates, que delimitan lo que los planificadores sionistas buscaban en su día, es decir, el establecimiento de un Gran Israel que englobara la mayor parte de las tierras de Oriente Medio, incluyendo territorios que pertenecen en la actualidad a la Palestina ocupada, Líbano, Siria, Jordania, Egipto e Iraq.
Aunque algunos creen que los dirigentes israelíes han abandonado este proyecto, lo cierto es que el régimen sionista lo mantiene vivo y busca materializarlo a largo plazo. En su informe, Madsen describe la transferencia de judíos kurdos desde Israel a la provincia de Nínive y su capital, Mosul, en el norte de Iraq, bajo el camuflaje de visitas a antiguos mausoleos judíos.
El reportaje también indica que estos individuos, que tienen la nacionalidad israelí, han estado comprando tierras en la zona desde la invasión de Iraq por parte de EEUU en 2003. El informe señala que agentes del Mossad israelí han lanzado, junto con grupos de mercenarios, ataques contra los cristianos caldeos y asirios en Mosul, Erbil y otras ciudades con el fin de desplazarlos por la fuerza y apoderarse de sus tierras que califican de “tierras judías bíblicas”. El plan sionista es situar a judíos kurdos en esta región para reemplazar a aquellos. El antiguo ministro de Defensa y de Infraestructuras de Israel, Benyamin Ben Eliezer, un judío de origen iraquí que nació en la provincia de Basora, supervisa la visita de delegaciones “religiosas” israelíes a dichos territorios.
Según Madsen, los líderes de los partidos kurdos, Yalal Talabani (de la Unión Patriótica Kurda) y Massud Barzani (del Partido Democrático Kurdo), son conscientes de estos planes y cooperan con ellos. Él señala que este proceso representa “una repetición del proceso de la expulsión de la población autóctona palestina de su territorio en los días del Mandato Británico, antes y después de la Segunda Guerra Mundial, y el reasentamiento de los sionistas en su lugar.”
Un estudio del centro de investigación iraquí Dar Babel habla de la infiltración israelí en este país en algunos aspectos de la política, la economía y la seguridad. Él señala que el Mossad instaló un “Centro para el Estudio de la Prensa Árabe” en la séptima planta del Hotel Ar Rashid en la Zona Verde de Bagdad desde donde espió las conversaciones telefónicas de diputados y responsables iraquíes. El espionaje israelí se centra también en científicos, profesores de universidad y pilotos iraquíes y actúa para eliminarlos. El periódico israelí Yediot Aharonot abrió también una oficina en el mencionado hotel en 2005 y otra en la ciudad kurda de Arbil.
El estudio confirma la presencia de 85 individuos, israelíes o judíos estadounidenses situados en la Embajada de EEUU en Bagdad, que vigilan las actividades de los ministerios e instituciones iraquíes, incluyendo el Ejército y los servicios de seguridad. También se refiere a la presencia de un gran número de compañías israelíes o multinacionales con presencia israelí que operan en Iraq directamente o a través de oficinas e instituciones en esta capital árabe, incluyendo empresas de seguridad. En el sector del petróleo opera la compañía Bazan, encabezada por el israelí Ben Mordechai, que busca firmar un contrato con las autoridades kurdas del norte de Iraq para exportar petróleo de Kirkuk hacia Israel.
Desde el inicio de la ocupación de Iraq, en 2003, el Mossad ha preparado a cuadros de las milicias kurdas, los peshmerga, y de los partidos kurdos con el fin de alentar la independencia del Kurdistán con respecto a Iraq. Israel ha proporcionado entrenamiento a las milicias kurdas y busca utilizarlas para desplazar a los árabes de las zonas en que residen en el Kurdistán iraquí.
EEUU, por su parte, ha presionado al gobierno de Maliki para que abra una sinagoga en el sur de Iraq a visitantes judíos, incluyendo israelíes. El informe señala que Ahmad Chalabi, un conocido político iraquí vinculado a sectores neocon estadounidenses y a sectores del lobby sionista, participa en los proyectos israelíes y coordina la visita de las delegaciones israelíes, con las que se ha reunido a menudo, a Bagdad.