La estrategia de defensa y disuasión contra la entidad sionista tiene su origen en la estrategia puesta en marcha por el fallecido presidente sirio Hafez el Assad.
La estrategia de defensa y disuasión que varios estados y movimientos de resistencia árabes de Oriente Medio han puesto en práctica contra la entidad sionista tiene su origen en la estrategia puesta en marcha por el fallecido presidente sirio Hafez el Assad poco después de la invasión del Líbano de 9821.
Durante aquella operación, los israelíes llegaron hasta Beirut basándose en la fuerza que les daba su potencial blindado y aéreo. Israel utilizó por primera vez entonces aviones F-15 y F-16 en aquel conflicto en combates aéreos y en ataques terrestres además de aviones de radar de alerta temprana y esto le dio una clara superioridad aérea y tecnológica frente a la Fuerza Aérea siria, que sufrió fuertes pérdidas.
Pese a que Israel llegó a Beirut y expulsó a los palestinos de la OLP del Líbano, logrando así su principal objetivo, aquel conflicto tendría al final consecuencias funestas para la entidad sionista por varios motivos. En primer lugar, dio origen a la Resistencia libanesa, que comentó a operar en una guerra de guerrillas tras las líneas israelíes y acabaría 18 años más tarde expulsando a las tropas israelíes del Sur del Líbano.
En segundo lugar, los sirios lograron, utilizando misiles antitanques Gazelle, Sagger y Malyutka, frenar la progresión israelí en algunas regiones libanesas como Monte Líbano y el Valle de la Bekaa.
Después de la invasión del Líbano, Siria consideró necesario estudiar los resultados de aquella operación israelí y la naturaleza de las batallas aéreas y terrestres para extraer lecciones y trazar una nueva estrategia dirigida a lograr un nuevo equilibrio estratégico frente a la entidad sionista.
Tras los resultados de aquella evaluación, el presidente sirio Hafez el Assad adoptó algunas decisiones militares, que a la postre acabarían teniendo una enorme importancia.
En primer lugar, se vio la necesidad de adquirir armas de calidad, incluyendo armas antitanque, que pudieran neutralizar el potencial de las divisiones acorazadas del Ejército israelí y destruir su efectividad. Esta lección fue extraída también del estudio de la Guerra de Octubre de 1973 entre Israel y Egipto, donde los egipcios destruyeron gran número de tanques israelíes en combates en la Península del Sinaí gracias a ese tipo de armas.
En segundo lugar, se decidió la creación de una fuerza de misiles de diferentes tipos y capacidades para lograr un poder de disuasión efectivo que pudiera afectar a la profundidad del frente israelí en caso de conflicto y causara un daño significativo a su economía y frente interno.
En tercer lugar, se incrementó el respaldo a la lucha de la Resistencia libanesa, especialmente a Hezbolá y Amal, con el fin de ayudarla a luchar contra la ocupación israelí del Líbano. Siria se convirtió, de este modo, en la profundidad estratégica de esta Resistencia y ayudó al Líbano a combatir a la ocupación mediante armas y otros suministros militares. Fruto de aquel apoyo fue la creación de una guerrilla eficaz que causó la muerte a cientos de soldados sionistas y obligó a Israel a retirarse del Líbano, salvo algunos pequeños puntos en la frontera. En este sentido, Líbano se convirtió en lo que muchos comenzaron a llamar “el Vietnam israelí”. Se trató además de la primera victoria clara de una fuerza militar árabe frente a Israel.
La liberación del Líbano no llevó, sin embargo, a la Resistencia a dormirse sino que, consciente del peligro que suponía el estar cerca de la entidad sionista, aquella desarrolló su propio arsenal de misiles tierra-tierra, con el fin de crear una capacidad de disuasión frente a Israel, y también de misiles antitanque siguiendo el modelo sirio.
En 2006, la Resistencia libanesa contaba ya con un amplio arsenal de misiles y cohetes y durante la Guerra de Julio de aquel año, iniciada por un ataque sorpresa israelí contra el Líbano, Hezbolá logró bombardear objetivos muy en el interior de la entidad sionista, incluyendo la ciudad de Haifa, durante 33 días, llevando a millones de israelíes a los refugios y causando un enorme perjuicio económico a Israel en diversos campos como el industrial, el agrícola y el turismo.
Sin embargo, la mayor parte de los misiles utilizados en aquel conflicto fueron cohetes de corto alcance. El arsenal de la Resistencia en aquella época contaba con unos 11.000 misiles Grad, de alcance hasta 21 kms y con una cabeza de hasta 11 kgs de explosivos así como varias decenas de cohetes Fayr-3 y Fayr-5 con un alcance de hasta 90 kms y una cabeza de 80 kgs y unos pocos misiles Zelzal, de hasta 150 kms y una cabeza de 150 kgs.
La Resistencia libanesa también utilizó ampliamente misiles anti-tanque rusos como el Konkurs y Kornet y norteamericanos como Tow, mejorados en Irán, y Javelin, que causaron en total la destrucción de más de 100 tanques Merkava israelíes y la muerte de decenas de soldados. La Resistencia empleó además un misil antibuque Saar, de fabricación china, que dañó un barco de guerra de la Marina israelí.
La Resistencia palestina en la Franja de Gaza siguió este modelo también. Después de la retirada israelí de Gaza en 2005, la Resistencia comenzó un proceso de preparación y equipamiento siguiendo el modelo trazado por Siria y la Resistencia libanesa.
En el actual conflicto, el rango de los misiles de las facciones de la resistencia palestina en Gaza ha ampliado su alcance hasta llegar a regiones como Haifa y todo el Gush Dan, la región central situada alrededor de Tel Aviv, donde se hallan los principales centros económicos israelíes.
La Resistencia palestina ha lanzado en 13 días unos 1.500 cohetes Grad, el mismo número empleado por la Resistencia libanesa en los 33 días que duró el conflicto de 2006.
Al mismo tiempo, la Resistencia palestina ha construido una extensa red de túneles que llegan hasta detrás de las líneas enemigas y ha empleado un tipo de tácticas, utilizado antes por la Resistencia libanesa, que está bien adaptado a la naturaleza del terreno en Gaza.
Por su parte, la Resistencia libanesa ha continuado desarrollando su arsenal con el fin de fortalecer su capacidad de disuasión frente a Israel y posee ahora miles de misiles Fateh-110 y M-600 de hasta 300 kms de alcance y una cabeza explosiva de 650 kgs. Esto permitirá a la Resistencia, en caso de nueva agresión israelí contra el Líbano, llevar la guerra a cualquier parte de Israel y destruir importantes infraestructuras y otros objetivos de calidad así como paralizar económicamente la entidad sionista.
El resultado de lo que estamos viendo en Gaza y el Líbano es, pues, fruto de aquella decisión estratégica histórica adoptada en su día por Hafez el Assad.