El ex ministro israelí Shaul Mofaz sorprendió al presentador del Canal 10 al decir que Israel debía atribuir un papel a Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos en la desmilitarización de Hamas.
Existen muchas manos detrás del ataque del Ejército israelí contra la Franja de Gaza. EEUU no está feliz de ver a Hamas resistiendo tantos ataques. Cuando las imágenes de la carnicería en las calles de Shuyaiya acababan de ser difundidas, John Kerry declaró en el programa Meet NBC que Israel tenía el “derecho a defenderse” y el embajador estadounidense, Dan Shapiro, declaró al Canal 2 de la televisión israelí que EEUU querían que las “fuerzas moderadas” fueran dominantes después del conflicto en la Franja de Gaza, lo que quiere decir (que Israel llevaría en sus furgones a) la Autoridad Palestina.
Egipto no está tampoco ciego de dolor. Su ministro de Exteriores, Sameh Shukri, culpó a Hamas de la muerte de civiles después de que el movimiento rechazara el cese el fuego (diseñado por Egipto e Israel dejando totalmente de lado a Hamas).
Existe un tercer socio no declarado de esta alianza contranatura que ha dado una luz verde a Netanyahu para una operación militar de tan feroridad. No hablamos de EEUU sino de un estado árabe.
El ataque contra Gaza fue lanzado con una aprobación real saudí.
Esta aprobación real no es ningún secreto en Israel y el ex ministro de Defensa en funciones ha hablado de ella de forma bastante abierta.
El ex ministro israelí Shaul Mofaz sorprendió al presentador del Canal 10 al decir que Israel debía atribuir un papel a Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos en la desmilitarización de Hamas. Él añadió que los fondos de Arabia Saudí y los EAU debían ser utilizados para reconstruir Gaza una vez que Hamas fuera eliminado.
Amos Gilad, hombre clave en el Ministerio israelí de Defensa en las relaciones con el Egipto de Mubarak y hoy director del Departamento de Relaciones Político-Militares, ha señalado que “nuestra cooperación de seguridad con Egipto y los estados del Golfo es única. Es el mejor período de seguridad y relaciones diplomáticas que hemos tenido con países árabes”.
Las felicitaciones son recíprocas. El rey Abdulá ha hecho saber que telefoneó al presidente Abdul Fattah al Sisi para aprobar una iniciativa egipcia de alto el fuego que ni siquiera fue sometida a la consideración de Hamas, lo que llevó a algunos analistas, citados por el Jerusalem Post, a preguntarse si un cese el fuego había sido seriamente propuesto.
El Mossad y los responsables de inteligencia saudíes se reúnen regularmente. Los dos lados se concertaron cuando el ex presidente Mohammed Mursi estaba a punto de ser depuesto en Egipto y ellos han ido mano a mano en lo que concierne a Irán y en la preparación de un ataque israelí contra ese país, que habría recibido el permiso para utilizar el espacio aéreo saudí, así como en el sabotaje del programa nuclear iraní.
Los saudíes financian también lo esencial de la costosa campaña de Israel contra Irán.
¿Por qué Arabia Saudí e Israel tienen tan buenas relaciones?
Durante varias décadas, los dos regímenes han tenido una sensación idéntica: el miedo. Su reacción ha sido similar. Cada uno ha llevado campañas contra sus vecinos (Líbano, Yemen) o ha financiado guerras y golpes de estado (Siria, Egipto, Libia, Iraq). Ellos tienen enemigos comunes: Irán, Turquía, Qatar, Hamas en la Franja de Gaza y los Hermanos Musulmanes en otras partes. También tienen aliados en común: los lobbies militares e industriales estadounidenses y británicos y el hombre fuerte de Fatah y agente de EEUU Mohammed Dahlan, que intentó tomar el control de Gaza y fracasó y que estaría probablemente dispuesto a intentarlo de nuevo.
La diferencia hoy es que, por primera vez en la historia de los dos estados, ha sido puesta en práctica una coordinación militar. El príncipe Al Turki, sobrino del rey Abdulá, es el rostro público de este acercamiento que ha salido a la luz por la publicación de un libro sobre Arabia Saudí escrito por un académico israelí. El príncipe saudí visitó Bruselas en mayo para reunirse con el general Amos Yadlin, el ex jefe de los servicios de inteligencia israelíes, que ha sido procesado por un tribunal turco por su papel en el ataque al navío Mavi Marmara, que costó la vida a nueve turcos, uno de ellos de nacionalidad estadounidense.
El príncipe Turki parece muy lírico en lo que se refiere a las perspectivas de paz, según dejó ver en un artículo en el periódico israelí Haaretz: “¡Qué placer sería invitar no sólo a los palestinos sino también a los israelíes a Riad! Ellos podrían visitar mi casa antigua en Diriyya, que sufrió en las manos de Ibrahim Pacha la misma suerte que Jerusalén a manos de Nabuchodonosor y los romanos”.
El analista saudí Yamal Kashogui habla en lenguaje codificado del número de intelectuales que atacan la noción de la resistencia: “Desgraciadamente, el número de estos intelectuales aquí en Arabia Saudí es más elevado que la media. Si esta tendencia continúa, ella va a destruir la loable pretensión del reino de sostener y apoyar la causa palestina desde la época de su fundador, el rey Abdul Aziz al Saúd”.
La paz será, en efecto bienvenida por todo el mundo y sobre todo en Gaza en este momento. Sin embargo, los medios por los cuales los aliados de Israel, Arabia Saudí y Egipto, quieren llegar a ella es animando a Israel a destruir a Hamas y esto permite dudar lo que se busca realmente.
Esta alianza israelo-saudí está bañada en la sangre palestina, la sangre que corrió el pasado domingo en Shuyaiya por un ataque que causó un centenar de víctimas.
David Hearst – Infopalestine