Tras el derrocamiento de Mursi, Turquía ha entrado en un conflicto político con Egipto, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, todos ellos hostiles a los Hermanos Musulmanes.
No es un secreto que el conflicto entre Turquía y los wahabíes saudíes hunde sus raíces en el principio del s.XIX con la explosión del conflicto entre el Imperio Otomano y la secta wahabí, que se originó en la Península Arábiga y supuso una amenaza para las creencias de la escuela islámica hanafí predominante en el Imperio.
Los otomanos ordenaron entonces al wali Mohammed Ali Pasha de Egipto llevar a cabo una campaña militar en la Península Arábiga y éste llegó a aplastar temporalmente la rebelión wahabí contra el Imperio Otomano. La historia, sin embargo, ha cambiado y ahora Egipto se ha convertido en un aliado de los wahabíes saudíes frente a los neootomanos del actual gobierno de Recep Tayyip Erdogan.
Después de la llegada de los Hermanos Musulmanes al poder en Egipto, los medios saudíes advirtieron del riesgo del retorno de los otomanos a la región a través de ese país. Ellos apoyaron el golpe militar contra el presidente Mohammed Mursi, miembro de la cofradía, y alentaron al nuevo presidente egipcio, Abdul Fattah al Sisi, a cortar sus vínculos con el gobierno de Erdogan.
Los Hermanos Musulmanes están implantados en numerosos países árabes, incluyendo Arabia Saudí, y ostentan un papel relevante en algunos gobiernos como el de Túnez o Libia. Sin embargo, el principal riesgo para el régimen saudí procede de Turquía. Turquía es el país más poderoso de la región y, desde la llegada del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan al poder, busca proyectar su influencia al mundo árabe y musulmán y determinar los equilibrios políticos dentro del mismo.
El cambio en Turquía comenzó cuando el histórico líder islamista y ex primer ministro, Necmettin Erbakan, llegó al poder. Él buscó desarrollar buenas relaciones con Irán y los grupos shiíes en países como Líbano, Siria e Iraq. Su camino fue seguido por Erdogan, aunque éste cometió el error de apoyar la oposición armada en Siria e Iraq, lo cual dañó las relaciones de Turquía con el mundo shií y el eje de la resistencia.
Tras el derrocamiento de Mursi, Turquía ha entrado en un conflicto político con Egipto, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, todos ellos hostiles a los Hermanos Musulmanes.
Después de su fracaso en Siria y Egipto, Turquía intentó volver a extender su influencia en el mundo árabe a través de Gaza y el movimiento Hamas. En este sentido, el actual conflicto de Gaza ha servido para poner de manifiesto la profundidad y amplitud del conflicto entre Turquía, por un lado, y Egipto y Arabia Saudí, por otro. Erdogan y su ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, acusaron a Arabia Saudí y Egipto de tratar de impedir que Hamas saliera victorioso del conflicto y denunciaron el cierre del paso fronterizo de Rafah entre Egipto y Gaza. Egipto trató, por su parte, de bloquear los esfuerzos turcos para lograr un cese el fuego.
Aunque Erdogan no mencionó a Arabia Saudí por el nombre, sus críticas han ido dirigidas a todos los países que apoyan el poder del “tirano” Abdel Fattah al Sisi, el cual mantuvo un silencio total en relación a las masacres israelíes en Gaza. Aunque el apoyo turco a Gaza no excedió el ámbito verbal y no tuvo ningún reflejo material, la ira mostrada por los líderes turcos contra Arabia Saudí alcanzó un nivel sin precedentes. El periódico Yeni Safak, considerado como portavoz oficioso de Erdogan y el AKP, publicó recientemente un artículo titulado “Rey de Papel” para referirse al monarca saudí. En él, se acusaba a Abdulá bin Abdul Aziz de apoyar, junto con Egipto, el genocidio israelí en Gaza.
El artículo recordó que en el discurso del rey saudí pronunciado el día 1 de agosto no se mencionaba a Israel por el nombre y, en lugar de criticar a la entidad sionista, el monarca atacó a Hamas e incluso se refirió a este movimiento como una “organización terrorista” cuando dijo que los grupos terroristas no tenían nada que ver con el Islam e insultaban la imagen de esta religión. Extraña afirmación para el dirigente de un régimen que ha apoyado el terrorismo en Siria, Iraq y otros muchos países.
El periódico afirma que Arabia Saudí y Egipto han suministrado datos de inteligencia a Israel para atacar Gaza. Él señaló también que las palabras del rey sobre los acontecimientos de Gaza se produjeron después de un silencio saudí de 25 días tras el inicio de la agresión israelí.
Yeni Safak recordó que el rey Abdulá jugó un papel clave en el golpe de Sisi contra Mursi en Julio de 2013. “Arabia Saudí financió al Ejército egipcio, que ha matado hasta ahora a 4.000 personas”, indicó. El artículo también criticó a Jordania y los Emiratos Árabes Unidos, a los que acusó de respaldar a Israel en su agresión contra Gaza, y afirmó que los líderes de algunos países árabes consideran que Hamas es un riesgo mayor para ellos que el Ejército israelí.