Rusia e Irán se han puesto de acuerdo para discutir el próximo mes un contrato que implica que Teherán exportará el 2% de su producción anual de petróleo a Rusia a cambio de productos y bienes rusos.
Rusia e Irán se han puesto de acuerdo para discutir el próximo mes un contrato que implica que Teherán exportará el 2% de su producción anual de petróleo a Rusia a cambio de productos y bienes rusos en un momento en el que ambos países sufren las sanciones occidentales.
El ministro ruso de la Energía, Alexandre Novak, ha indicado que ha firmado un protocolo con una delegación iraní de visita en Moscú que sienta las bases para las negociaciones sobre este contrato, que deberán comenzar el próximo 9 de septiembre en Teherán.
El acuerdo marco, que tiene una duración de cinco años, implica también “la construcción y reconstrucción de las capacidades energéticas de Irán y el desarrollo de infraestructuras para el aprovisionamiento de electricidad y de los sectores del gas y el petróleo”, indicó el Ministerio en un comunicado publicado el martes por la tarde.
Rusia suministrará también a Irán automóviles y equipos así como productos industriales y agrícolas.
Las cantidades recogidas en el acuerdo, sin embargo, son menores que las planteadas el pasado año, una revisión que busca proteger a Rusia de más sanciones por la violación del embargo a Irán. En este sentido, el acuerdo recoge la exportación a Rusia de 70.000 barriles de petróleo iraníes diarios, una cifra pequeña teniendo en cuenta que la producción de Irán fue de 3,2 millones de barriles diarios el pasado año.
El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo iraní, Hassan Rohani, darán su visto bueno a los últimos detalles del contrato durante una reunión que ambos mantendrán al margen de una cumbre regional en Tayikistán el 11 de septiembre y en la ciudad rusa de Astrajan el 29 de ese mes.
La Casa Blanca expresó en enero su “grave preocupación” por el contrato entre Rusia e Irán e intentó sabotearlo con amenazas a compañías iraníes y rusas. Aunque el contrato sea en principio más pequeño del iniciamente previsto no cabe duda de que él servirá para que ambos países se ayuden mutuamente a debilitar la influencia de las sanciones occidentales. El hecho de que ambos países dejen de lado al dólar y otras divisas occidentales en este contrato es también un golpe para el sistema financiero occidental por el ejemplo que ello puede suponer.
No cabe duda de que las sanciones occidentales y el incremento de las tensiones entre Rusia y EEUU han facilitado la firma de este contrato. Anteriormente, según dijo el experto ruso Andrew Baklitski al diario Kommersant, Moscú se abstuvo de llevar a cabo acciones en relación a Irán que pudieran generar una reacción adversa por parte de EEUU. Sin embargo, en la actualidad Rusia no tiene interés en escuchar las advertencias de Washington. Por otro lado, Irán, cuya importancia para Occidente ha crecido a la luz de los hechos en Iraq y de la búsqueda de fuentes alternativas al petróleo y gas de Rusia, tiene también un mayor margen de maniobra.