El pasado 5 de agosto, el mayor general estadounidense Harold Greene fue abatido en la Universidad de Defensa Nacional Mariscal Fahim situada cerca de la capital afgana, Kabul.
El pasado 5 de agosto, el mayor general estadounidense Harold Greene fue abatido en la Universidad de Defensa Nacional Mariscal Fahim situada cerca de la capital afgana, Kabul. Él fue el militar estadounidense de más alto rango abatido hasta ahora en los 13 años de ocupación estadounidense en Afganistán. Ningún general norteamericano había muerto en combate desde la Guerra de Vietnam.
El general Greene fue abatido a bocajarro por un soldado afgano, que también hirió a muchos otros, incluyendo a un general de brigada alemán, otro afgano y quince soldados de la OTAN, la mayoría de ellos norteamericanos y británicos. El atacante murió en el incidente.
Los ataques de militares y policías afganos contra militares de la OTAN, en ocasiones sus formadores, alcanzaron su cénit en 2012, cuando 53 soldados de la Alianza resultaron muertos en 38 incidentes similares. Estas muertes se redujeron en 2013 a 16 como consecuencia del menor contacto de los militares de la OTAN con otros afganos.
Greene recibió la misión en enero de crear un plan dirigido a lograr una mayor eficacia en el empleo de las armas y los recursos humanos dentro del Ejército afgano.
La Universidad forma parte de un plan de las fuerzas de la OTAN para entrenar a los 350.000 soldados afganos en previsión de la retirada a finales de este año de dos tercios de las tropas de combate norteamericanas. La primera promoción de la universidad se graduará este año.
El general Greene era un experto en logística y adquisiciones y estaba a cargo de parte de este entrenamiento de los militares afganos. En su calidad de segundo jefe del Mando de Transición de Seguridad Combinado-Afganistán, él era una figura clave en la preparación del Ejército afgano para crear sistemas, procedimientos e instituciones necesarias para alimentar, pagar y equipar a sus tropas en el momento en que las tropas de combate de EEUU y otros países aliados se retiren del país a finales de año.
El plan de la Administración norteamericana sugiere dejar una fuerza de 9.800 soldados en Afganistán este año, reducirla a la mitad en 2016 y proceder a una retirada total en 2017.
“La muerte del general Greene supone un duro golpe a nuestras alianzas internacionales y muestra que no podemos contruir una confianza y creíbles instituciones militares en Afganistán”, dijo Yaved Kohistani, un analista militar y ex oficial del Ejército afgano, al Washington Post. “Quien estuviera detrás de este ataque ha logrado su objetivo”, señaló.