La rebelión del suburbio de Ferguson de la ciudad de St. Louis, en el estado estadounidense de Missouri, ha causado un shock entre la población norteamericana y mundial.
La rebelión del suburbio de Ferguson de la ciudad de St. Louis, en el estado estadounidense de Missouri, ha causado un shock entre la población norteamericana y mundial. Esta revuelta viene a poner de relieve los problemas estructurales de tipo social y económico que sufre EEUU.
La erupción de protestas populares se inició tras el asesinato de un joven afroamericano de 18 años, Michael Brown, que se hallaba desarmado. Brown fue abatido por seis disparos de un policía, Darren Wilson.
Ferguson se ha convertido ahora en zona de guerra. Equipos policiales con uniformes militares, rifles, vehículos blindados y otros equipos han sido desplegados en la ciudad. Los residentes y periodistas han sido atacados con balas de goma, gases lacrimógenos y otros medios.
El gobernador de Missouri, Jay Nixon, ha declarado el toque de queda en la ciudad en un intento de frenar las protestas, pero esto no ha dado resultado.
Desafío al toque de queda
El domingo por la noche y el lunes se produjeron disturbios entre los manifestantes de Ferguson y la policía que actuó con vehículos blindados lanzando gases lacrimógenos. También fueron oídos disparos en el área.
El lunes, Nixon firmó una orden para movilizar a “los hombres y mujeres capaces de la Guardia Nacional de Missouri” para que ayuden a “restaurar la paz y el orden en Fergusson”, dijo su Oficina en una declaración.
Como resultado de los incidentes, una persona ha resultado gravemente herida y otras siete detenidas. Un periodista de Argus Radio que cubría estos hechos fue amenazado de muerte por un oficial de policía si no dejaba de filmar sus acciones. El periodista, Mustafa Hussein, dijo que el policía estaba apuntando su pistola hacia su cara cuando formuló la amenaza.
Amnistía Internacional, por su parte, ha mostrado su rechaza al toque de queda como fórmula viable para rebajar las tensiones. Margaret Huang, vicedirectora ejecutiva de Amnesty International USA, afirmó que “los derechos del pueblo de Ferguson no deberían ser restringidos más”. “Es difícil construir un nivel de confianza cuando el gobernador se niega a reunirse con líderes de la comunidad y restringe sus derechos con un toque de queda”, dijo Huang.
La represión de una fuerza de policía militarizada y la suspensión de los derechos democráticos en Ferguson no son un tema meramente local, ni tampoco un tema racial, a pesar de que los medios estadounidenses tratan de presentarlo de esta forma.
Diferencias económicas como factor de inestabilidad
EEUU ha vivido una erosión desde los derechos democráticos desde las elecciones robadas por George W. Bush en 2000 y los atentados del 11-S. Las medidas contra el terrorismo han servido como pretexto para erosionar los derechos constitucionales. El presidente ahora se arroga incluso el derecho a detener, e incluso a matar, a ciudadanos estadounidenses sin el debido proceso. Las agencias de inteligencia, especialmente el FBI y la NSA, espían con impunidad a los estadounidenses.
La crisis económica norteamericana, el creciente desempleo, la reducción de los beneficios sociales y, sobre todo, la cada vez mayor diferencia entre ricos y pobres están alimentando el descontento y la alienación de grandes capas de la sociedad. Una nueva clase de superricos, nacida de la especulación financiera, controla una parte cada vez mayor de la riqueza y los ingresos en el país, mientras que el número de pobres crece cada día más.
St. Louis se ha visto duramente castigada por la crisis económica y la desindustralización, especialmente el cierre de las fábricas de automóviles, y uno de cada cuatro de sus habitantes vive en una situación de pobreza. Casi la mitad de los jóvenes negros están desempleados.
Las clases dirigentes han impulsado el desarrollo de un vasto aparato militar, policial y de inteligencia al servicio de sus intereses políticos y económicos. La policía ha sido entrenada para emplear los mismos métodos de guerra usados por EEUU y sus aliados en Afganistán, Iraq, Gaza y Ucrania en las calles de las ciudades norteamericanas.
El Comando Norte del Ejército estadounidense, creado en 2002, contempla la realización de operaciones militares dentro de EEUU con el fin de aplastar protestas sociales y políticas. Un creciente informe del Pentágono sobre la guerra urbana dentro de EEUU hablaba de “la radical disparidad de salarios” como el principal “causante de inestabilidad en el país”.
Algunos comentaristas estadounidenses señalan que la rebelión de Ferguson es una advertencia de lo que vendrá en el futuro: más amplias revueltas sociales en EEUU y el reforzamiento de la represión por parte del Ejército y la policía militarizada.