Policías estadounidenses dispararon y mataron a otro manifestante de 23 años el martes.
Policías estadounidenses dispararon y mataron a otro manifestante de 23 años el martes. La muerte ocurrió a seis kilómetros de Ferguson, un suburbio de la ciudad de San Luis, donde un policía mató hace varios días al joven de 18 años desarmado Michael Brown provocando una ola de protestas populares que llevó a la declaración de la ley marcial en la ciudad.
Según la policía, el joven había cogido dos bebidas energizantes y algunos pasteles de una tienda cercana, se comportaba erráticamente y llevaba un cuchillo. Los oficiales de la policía dispararon varias veces contra él causándole la muerte.
Una multitud de varios centenares de personas se reunieron en el lugar una hora después cantando los eslóganes de los manifestantes de Ferguson: “Manos Arriba. No disparéis”. Los residentes afirman que el joven estaba mentalmente retrasado y acababa de regresar del funeral de su madre.
Mientras tanto, el gobernador del estado de Misuri ha desplegado a la Guardia Nacional en Ferguson, siendo ésta la primera vez que esto se produce tras los incidentes de Los Angeles en 1992. Unos 200 miembros de la Guardia Nacional llegaron el martes a la localidad y algunos francotiradores de la misma se desplegaron en los tejados.
La policía ha designado una “zona aprobada para las protestas” en el solar de un antiguo concesionario de Ford mientras los medios han sido restringidos a otra área.
La policía permitió el martes protestas, pero sólo si no eran realizadas en grandes grupos y tenían lugar en las aceras, fuera de la calle. Aquellos que permanecían quietos en un lugar fueron amenazados con el arresto.
El capitan de la policía estatal, Ron Johnson, advirtió a los residentes de Ferguson que permanecieran en sus casas durante la noche y dijo que cualquiera que no permaneciera en las “zonas aprobadas” durante las horas nocturnas sería considerado como un “elemento criminal”.
El presidente Barack Obama ha enviado al fiscal general Eric Holder para entrevistarse con agentes del FBI, policías y dirigentes políticos de San Luis. Justificando la represión contra los manifestantes, Holder afirmó que las protestas habían sido manipuladas por “individuos de fuera de Ferguson” y pidió a los “ciudadanos de Ferguson” que se unan a la policía “en la condena de las acciones de vándalos, saqueadores y otros que buscan inflamar las tensiones y sembrar la discordia”.
Él condenó la “violencia en las calles” sin referirse a la ejercida por la policía militarizada, sino a los manifestantes que han sido sometidos a palizas, gases lacrimógenos y balas de goma.
Cabe señalar que la inmensa mayoría de los 80 arrestados el lunes eran habitantes de Ferguson. Su delito al parecer fue su negativa a dispersarse, es decir, estar presentes en las calles. “Se supone que ellos protegen a los ciudadanos estadounidenses, pero están librando, en realidad, una guerra contra ciudadanos desarmados”, dijo Ron Heny, que llevaba una camisa con el lema “Dejad de matarnos”.