La conclusión de la guerra de Gaza ha supuesto el inicio de otra guerra dentro del propio Israel.
La conclusión de la guerra de Gaza ha supuesto el inicio de otra guerra dentro del propio Israel. Resulta claro que la guerra entre los partidos políticos y dentro de la coalición del gobierno israelí ha comenzado y algunos creen que unas elecciones anticipadas podrían tener lugar pronto.
El ministro de Finanzas israelí, Yair Lapid, todavía aspira a ganar y encabezar un futuro gobierno y su política económica refleja su intento de expandir su popularidad y su base electoral. Él había promovido medidas tales como un IVA (impuesto sobre el valor añadido) cero para los inmuebles adquiridos por parejas jóvenes y otras similares.
Durante la guerra de Gaza y en medio de unos crecientes costes para la economía israelí, él prometió no elevar los impuestos para cubrir los gastos de la guerra. Estos costes se elevan a los 6.000 millones de dólares, incluyendo los gastos militares del Ejército israelí, que llegaron a 2.500 millones de dólares.
Según la Federación de Industriales, las pérdidas oficiales en el sector industrial por la guerra se elevan a 400 millones de dólares, la mitad de ellos en las regiones del sur adyacentes a Gaza. Esto no incluye el daño directo a las fábricas por los misiles y cohetes de Hamas.
La guerra ha causado un gran daño al consumo y ha afectado también al turismo, que representa el 7% del Producto Interior Bruto (PIB) israelí. Los expertos apuntan también a la reducción de la producción industrial y la de las exportaciones industriales, que equivalen al 40% del PIB.
Incremento de los recortes
En este contexto, el gobierno de Netanyahu prevé incrementar la asignación presupuestaria al Ejército israelí hasta los 20.000 millones de dólares, lo cual supone una nueva carga sobre el presupuesto y la economía israelí.
Los recortes en el gasto de otras partidas que esto conllevará han recibido el rechazo de algunos dirigentes políticos israelíes, que consideran que las reducciones del presupuesto en todos los ministerios y en el gasto civil han alcanzado ya una línea roja por debajo de la cual podrían producirse serias consecuencias para grandes sectores de la economía israelí.
El Banco de Israel ha señalado, sin embargo, que el gasto estatal deberá ser reducido con el fin de superar la crisis económica que se avecina y ha señalado que la economía israelí se estaba dirigiendo hacia la recesión ya incluso antes de la guerra.
Según el Ministerio de Finanzas, el déficit presupuestario podría incrementarse hasta el 3,5 o 3,8% del PIB el próximo año frente a la previsión oficial, que era del 2,5%.
Cabe señalar, sin embargo, que los líderes israelíes prefieren dejar fuera del cómputo de momento las repercusiones de las medidas de boicot internacional contra la economía israelí, que tendrán serias repercusiones.