Más de 380 militantes armados se rindieron el pasado viernes a las autoridades sirias, en medio de una ofensiva del Ejército sirio en varias zonas del país, informaron ese día fuentes militares.
Más de 380 militantes armados se rindieron el pasado viernes a las autoridades sirias, en medio de una ofensiva del Ejército sirio en varias zonas del país, informaron ese día fuentes militares.
Los militantes se entregaron en la provincia de Damasco, en los alrededores de la capital, y en la norteña ciudad de Idleb, con lo cual pasaron a disposición del gobierno para normalizar su estatus jurídico.
Tras abandonar la guerra, los rebeldes se comprometieron a no cometer más actos que perjudiquen la seguridad del país.
Las autoridades sirias impulsan este proceso en cooperación con los comités de reconciliación nacional como una vía para acabar con el conflicto.
En las recientes dos semanas, más de 900 militantes se entregaron en medio de una ofensiva militar en varias provincias.
Al mismo tiempo, otros acuerdos de reconciliación se esperan próximamente en otras localidades como Harasta.
Existen varias razones que favorecen las crecientes rendiciones de militantes sirios en diferentes zonas del país. Una de ellas son las prácticas abusivas que la población y los mismos rebeldes sufren a manos de los grupos armados y el fracaso de estos últimos a la hora de cumplir todas las promesas que efectuaron al principio de la “revolución”. Muchos de los opositores sirios creen ahora que el actual gobierno de Siria es una opción mucho mejor que tales grupos, que imponen un legado de represión, saqueos y terror en las zonas que controlan.
Un segundo factor son las crecientes derrota sufridas por esos mismos grupos armados en diferentes partes del país, incluyendo en la Guta Oriental, donde el Ejército sirio ha tomado en los últimos días Hattitet al Yirish y la mayor parte de la localidad de Yobar.
Otro tercer factor es el deseo de muchos militantes de retornar a la vida civil tras meses o años de infructuosos combates. La mayoría de los que se han rendido al Ejército han sido liberados inmediantamente y han podido volver a la vida normal.
Un antiguo combatiente de la oposición Omar Aywa, de 20 años, que luchó durante años con el Ejército Sirio Libre antes de rendirse a las autoridades cerca del campo de Yarmuk, en Damasco, ha contactado con sus antiguos compañeros y les ha dicho: “Venid y entregaos. Salid de vuestra vida de infierno. Venid y ved como viven los residentes de Damasco una vida normal. A nadie le importa vuestro sufrimiento”.