La ciudad libanesa de Arsal no ha sido sólo tomada como rehén por los milicianos takfiris del Estado Islámico y el Frente al Nusra, sino también por Arabia Saudí.
La ciudad libanesa de Arsal, situada cerca de la frontera con Siria, no ha sido sólo tomada como rehén por los milicianos takfiris del Estado Islámico y el Frente al Nusra, sino también por Arabia Saudí. Esto es lo que piensan responsables políticos así como antiguos oficiales del Ejército libanés. Cabe señalar que el frente de Arsal se halla activo con el fin de presionar a Damasco y sus aliados.
Según señalaó una fuente importante del campo del 8 de Marzo bajo la cobertura del anonimato, la razón de esta posición es que el cierre de este frente no tardaría en tener resultados positivos en la provincia de Damasco, tanto para el Ejército sirio como para los aliados de las autoridades sirias.
Esta táctica saudí pasa también por el debilitamiento del Ejército libanés que ha actuado contra los militantes takfiris y trata de poner fin al secuestro de los soldados y miembros de las fuerzas de seguridad que se hallan en poder de dichos grupos.
“Existe una decisión saudí para suspender la aplicación del plan que consistía en la entrega de 3.000 millones de dólares para el rearme del Ejército libanés con armas francesas bajo el pretexto del vacío presidencial. Existe también una decisión estadounidense contraria de enviar armas al Ejército libanés por varias razones, incluyendo las divergencias con Arabia Saudí, ya que Riad busca concluir una transacción de armas con París por valor de 25.000 millones de dólares, mientras que Washington querría acaparar este trato”, señaló la fuente.
Otro responsable militar va en el mismo sentido. Según él, “le está estrictamente prohibido al Ejército obtener lo que le permitiría vencer a los terroristas. La situación es tanto más difícil para el Ejército dado que el arsenal que posee en sus manos es muy limitado y no le permite sostener una guerra de larga duración. Los norteamericanos envían misiles con cuentagotas por razones que les conciernen, entre ellas su coste elevado”.
Sin embargo, la fuente del 8 de Marzo señala que el problema de las municiones sería fácil de resolver si hubiera una voluntad política real de librar esa batalla. “El problema no es logístico sino que depende de la decisión de Arabia Saudí y sus aliados del 14 de Marzo de no actuar. Riad decidió en 2011 que Arsal debía ser un punto de paso de armamentos y de combatientes armados hacia la provincia de Damasco. Sin embargo, ha llegado ya el momento de cerrarlo. Y las fuerzas prosaudíes utilizan como pretexto para no hacerlo la supuesta incapacidad del Ejército para librar esa batalla”.