Irán reanudará en menos de dos semanas las conversaciones con seis potencias mundiales sobre su programa nuclear con el propósito de firmar un acuerdo.
Irán reanudará en menos de dos semanas las conversaciones con seis potencias mundiales sobre su programa nuclear con el propósito de firmar un acuerdo que, según afirmó el lunes un asesor del presidente Hassan Rouhani, es inminente.
La cancillería iraní citó declaraciones del viceministro de Relaciones Exteriores y miembro del equipo negociador Abbas Araqchi, quien aseguró la continuidad de las pláticas sostenidas en Nueva York con el Grupo 5+1 (los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania).
"Hemos sido capaces de tener mucho mejor entendimiento en una atmósfera constructiva, pero hay diferencias sobre temas medulares", indicó en referencia a lo discutido durante 11 días en paralelo a la sesión de la Asamblea General de la ONU.
La República Islámica y el G5+1 tienen de plazo hasta el 24 de noviembre próximo para suscribir un acuerdo abarcador y definitivo sobre el programa nuclear iraní, el cual debe complementar el pacto interino firmado en igual mes del pasado año en Ginebra, y cuya vigencia fue prorrogada en julio.
Al respecto, el asesor del presidente Rouhani para asuntos culturales, Hesameddin Ashena, aseveró hoy que un arreglo en la disputa nuclear con gobiernos occidentales "es inminente", a pesar de que la última ronda de diálogo "tuvo pequeños progresos".
Todas las partes afirman que la solución al contencioso está cerca, apuntó Ashena en entrevista con la agencia oficial IRNA en la cual señaló que en el pasado los representantes occidentales hablaban de cómo unirse contra Irán, y hoy están considerando cómo ayudarlo.
El asesor, quien acompañó a Rouhani en su reciente viaje a la sede de la ONU, aseveró que todos los negociadores expresaron preocupación respecto a que, de perderse lo que describió como oportunidad histórica, la posibilidad de hallar una alternativa apropiada es incierta.
El gobierno de Rouhani salió al paso hace dos días a críticas de sectores de línea dura que lo acusaron de manipular las conversaciones sobre el programa nuclear para ganar simpatizantes de cara a las elecciones parlamentarias del país iraní, previstas para marzo de 2016.