Un grupo de terroristas abandonó recientemente la ciudad de Maan, en el sur de Jordania, y sus miembros de trasladaron junto con sus armas y municiones al territorio saudí.
Según indicó recientemente un responsable jordano a las agencias de noticias, un grupo de terroristas abandonó recientemente la ciudad de Maan, en el sur de Jordania, y sus miembros de trasladaron junto con sus armas y municiones al territorio saudí. El número de terroristas implicados en este movimiento estaría entre los 1.000 y 1.500.
Estas infiltraciones han dado lugar a que varios países del Golfo hayan declarado el estado de alerta, en especial Arabia Saudí, que teme la infiltración de terroristas durante el tiempo de la Peregrinación de este año.
Algunos sitios informativos afirman que se han producido ya serios incidentes dentro del reino. El gobernador de la provincia del Este de Arabia Saudí, Saúd bin Nayef, fue objeto de un atentado por parte de individuos desconocidos a principios de septiembre. Cuatro hombres armados dispararon contra el cortejo del príncipe saudí cuando éste abandonaba su residencia con ocasión de la celebración del Día Nacional. Al menos tres personas murieron en este incidente.
Por otro lado, según activistas de los medios sociales, citados por almasnarnews.com, la participación en la coalición contra el EI en Iraq y Siria ha creado un descontento en el interior de Arabia Saudí, donde muchos apoyan al EI y el Frente al Nusra, que profesan la ideología del wahabismo, oficial en el reino.
Como reflejo de esta situación, un oficial saudí, el capitán Faisal al Gamdi, se ha negado a participar en ataques aéreos contra el EI debido a sus simpatías por el grupo. Esta noticia ha estado circulando por las redes sociales saudíes. Una foto y una biografía del soldado ha aparecido en sitios pro-EI.
La magia se vuelve contra el mago
Cabe señalar, sin embargo, que si el EI tiene una extensa presencia en Arabia Saudí, el primer responsable es, sin duda, el propio régimen saudí que ha financiado y armado a todo tipo de terroristas en Siria e Iraq con el fin de derrocar a sus gobiernos. No cabe duda que la participación del país en la coalición anti-EI es sólo un intento del régimen saudí de lavar la cara por su apoyo al terrorismo.
Represión contra la población
Por otra parte, el régimen utiliza la excusa del terrorismo con el fin de continuar reprimiendo a la población y sus legítimas demandas, que son fáciles de precisar en un país donde rige una monarquía absolutista y no hay una constitución, ni elecciones, ni un parlamento, donde las minorías religiosas no gozan de libertad, y donde todos los bienes y recursos del estado están en poder de una familia real, que los derrocha y maneja a su antojo.
El pasado 9 de septiembre, miembros de los servicios de seguridad asaltaron el barrio de Shuweika, en Qatif, en la Provincia del Este, disparando contra vehículos civiles y contra una manifestación pacífica de ciudadanos en apoyo del arrestado clérigo Sheij Nimr al Nimr, que podría ser condenado a muerte. Diez manifestantes resultaron heridos como se ve en fotos publicadas en Internet por activistas locales. Uno de los que participaron en las protestas, Bassim al Qadihi, resultó herido y fue llevado al hospital en estado grave, pero las fuerzas de seguridad lo sacaron de allí pocas horas después de su ingreso y lo llevaron a una localización desconocida. Algunas familias, por temor a los arrestos, no llevaron a sus miembros heridos al hospital sino que prefirieron atenderlos en sus casas.
El Ministerio del Interior acusó a los participantes en la protesta de ser “terroristas” y anunció su intención de aplicarles las medidas de seguridad draconianas incluidas en la recién aprobada Ley Antiterrorista, que condena cualquier protesta pacífica como un delito de terrorismo.
“El régimen saudí se engaña si cree que sus asaltos y su fascismo aterrorizarán al pueblo saudí y éste dejará de apoyar al movimiento de protestas”, manifestó el activista Hamza al Shajuri al periódico libanés Al Akhbar. “Los oprimidos resultarán victoriosos y triunfarán debido a su voluntad, determinación y sacrificios frente a los crímenes y el terror de estos déspotas”.
Lo cierto es que, enfrentados al crecimiento del EI dentro de su territorio y al movimiento de protestas en la Provincia del Este, las autoridades saudíes han preferido dar una respuesta represiva y continúan ignorando las demandas legítimas de la población. Esto sólo puede llevar a una creciente radicalización y a la aparición y el crecimiento del terrorismo en el reino. En este sentido, la estabilidad de la que presumía la Casa de los Saúd hace años ha pasado ya a la historia.