EEUU está actuando para promover la candidatura de Marina Silva a la presidencia de Brasil en las elecciones de octubre de este año con el fin de derrocar a la presidenta Dilma Rousseff.
EEUU está actuando para promover la candidatura de Marina Silva a la presidencia de Brasil en las elecciones de octubre de este año con el fin de derrocar a la presidenta Dilma Rousseff y poner al gran país latinoamericano bajo su influencia directa y sacarlo de la esfera del BRICS.
En lo inmediato, se trataría de impedir que se refuerce, bajo la influencia de Brasil y sin duda también de Argentina, una zona de libre comercio y cooperación en UNASUR (la Unión de Naciones Sudamericanas) que una las dos grandes uniones aduaneras existentes, la Comunidad de Naciones Andinas y el Mercosur (Mercado Común del Sur), que comprende a Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela y a otros cinco miembros asociados: Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. UNASUR se opone de hecho a la Organización de Estados Americanos (OEA), un instrumento de Washington para controlar a los gobiernos latinoamericanos.
A medio plazo, la estrategia consiste en debilitar al BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y privarle del apoyo de Brasil. Ya se ha visto en varias ocasiones el papel esencial que juega el BRICS en la oposición a las políticas del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el dominio del dólar. El BRICS podrá funcionar sin Brasil, pero este último, bajo la enérgica actuación de Dilma Rousseff, es un actor mayor en la organización donde representa a los países latinoamericanos que desean emanciparse de Washington y de sus continuas injerencias e intervenciones políticas y económicas, así como del permanente espionaje electrónico estadounidense, del cual Dilma Roussef se ha declarado una firme adversaria.
En esta guerra declarada contra Dilma Rousseff, Washington ha puesto todas sus medios a trabajar, tanto públicos como secretos. Se trata en primer lugar de hacer elegir a Marina Silva, apoyada por los medios brasileños más retrógados, en especial las iglesias evangélicas, que poseen estrechos vínculos con EEUU e Israel, y utilizan la religión para servir a los intereses de estos últimos.
Se trata, pues, de lograr un verdadero cambio de régimen, una política que EEUU promueve en todo el mundo, ya sea en Oriente Medio, África, América Latina o Eurasia. Con el fin de lograr esta política todos los medios son buenos, especialmente el recurso a la CIA y a distintas ONGs “independientes”, que reciben instrucciones y dinero para promover las políticas de Washington.
Los optimistas creen que el nuevo plan estadounidense fracasará, como otros episodios que se han venido sucediendo últimamente en el mundo. Sin embargo, no cabe duda de que EEUU redoblará sus esfuerzos dados los beneficios que representaría para Washington el hecho de disponer de un Brasil dócil y sometido.
Jean-Paul Baquiast