La victoria de Evo Morales en las elecciones presidenciales de Bolivia se traducirá en el reforzamiento de las relaciones con los países del BRICS, y en especial con Rusia.
La victoria de Evo Morales en las elecciones presidenciales de Bolivia se traducirá en el reforzamiento de las relaciones con los países del BRICS, y en especial con Rusia, con el probable surgimiento de nuevos proyectos en el ámbito de la energía y contratos militares, dijo el experto argentino Alberto Hutschenreuter, profesor de Geopolítica en la Escuela Superior de Guerra Aérea, a RIA Novosti.
Según los sondeos a pie de urna, Evo Morales ganó las presidenciales de Bolivia con el 61% de los votos. Su más cercano rival, Samuel Doria Medina, obtuvo un 25% de los votos. De las mismas encuestas también se desprende que el Movimiento al Socialismo, liderado por Morales, mantiene la mayoría en el Senado y la Cámara de Diputados del país.
“La victoria de Morales significa que se buscará incrementar las relaciones con Moscú”, dijo Hutschenreuter en declaraciones a Nóvosti.
El autor del libro "La política exterior rusa después de la Guerra Fría" destacó que las relaciones diplomáticas entre ambos países tienen 70 años, pero el intercambio es bajo. No obstante, se mostró seguro de que Moscú y La Paz "tratarán de avanzar en varias áreas".
"Por caso, energía; segmento en el que Rusia podría ser un importante proveedor de asistencia tecnológica y económica", puntualizó. "Considerando los propósitos de Bolivia de incrementar su papel como actor energético para el año 2020, seguramente se alcanzarán acuerdos significativos", agregó Hutschenreuter, al recordar que Moscú ya se mostró dispuesto a apoyar a Bolivia en materia de energía nuclear.
Otro ámbito de cooperación que podría verse reforzado, según el experto, es el de las armas. Bolivia ha incrementado el presupuesto de defensa, recordó, para hacer frente al reto que implica en este país el crimen organizado y el narcotráfico.
"De manera que posiblemente se concreten compras dirigidas a incrementar capacidades dirigidas a estas amenazas", señaló. "Por otra parte, las cuestiones de seguridad tradicional también exigen modernización del instrumento militar boliviano", añadió.
Finalmente, también "el segmento político es importante, pues existen áreas de coincidencia entre ambos países, por caso, búsqueda de un orden internacional más plural y menos tendencioso", destacó Hutschenreuter.
"La intervención en Libia, por ejemplo, es el 'no modelo' de orden internacional para ambos países", concluyó el experto.
Relaciones con Brasil y China
Al mismo tiempo, la elección de Morales llevará a un estrechamiento de relaciones con Brasil, especialmente en el caso de que se produzca una victoria de la presidenta Dilma Rousseff en las elecciones del 26 de Octubre.
Morales afirma que confía en que Rousseff sea reelegida en el cargo, según una entrevista publicada este viernes por el diario Folha de Sao Paulo.
“Soy optimista en que Dilma va a ser ratificada porque representa el sentimiento de los trabajadores, que momentáneamente pueden haber quedado dispersos en una votación, pero prevalecerá la unidad”, dijo Morales.
Por otro lado, el 16 de julio de 2014, Morales se reunió con su homólogo chino Xi Jinping en Brasilia con el que trató temas de desarrollo de las relaciones bilaterales y la situación internacional.
Bolivia ha robustecido sus relaciones con China en los pasados años. Ambas partes manifestaron en el encuentro de Brasilia que estaban dispuestas a trabajar juntas para promover las relaciones bilaterales a una nueva altura. El comercio bilateral ha crecido rápidamente con progresos fluidos logrados en importantes proyectos de cooperación.
Bolivia busca desarrollar sus vínculos con el país asiático en más terrenos, incluyendo la construcción de infraestructura y satélites, y mejorar los acuerdos de financiación con el fin de facilitar más proyectos de cooperación.
China y Bolivia se oponen también a las políticas hegemonistas y unilaterales de las potencias occidentales y han manifestado su rechazo a los intentos de EEUU de inmiscuirse en los asuntos internos de otros países.