El dignatario religioso saudí Sheij Nimr Baqir al Nimr, un virulento crítico de los dirigentes saudíes, ha sido condenado a muerte, anunciaron su familia y su abogado en sus cuentas de Twitter.
El dignatario religioso saudí Sheij Nimr Baqir al Nimr, un virulento crítico de los dirigentes saudíes, ha sido condenado a muerte, anunciaron su familia y su abogado en sus cuentas de Twitter.
El veredicto fue pronunciado por un tribunal de Riad especializado en los temas de “terrorismo” ante el cual el dignatario religioso saudí ha estado siendo juzgado desde 2013.
Él ha sido acusado por las autoridades saudíes de ser uno de los principales instigadores de las manifestaciones de protesta y de los grandes defensores de los derechos de las minorías, incluyendo los shiíes, que sufren una amplia discriminación a manos del régimen saudí.
Las manifestaciones pacíficas han estado reclamando desde 2011 reformas políticas en el reino wahabí, gobernado por una monarquía absolutista de corte medieval y donde no existe ni constitución ni parlamento ni elecciones. Aunque estas protestas han tenido lugar en diferentes lugares de Arabia Saudí su foco principal ha estado en la región de Qatif, en la Provincia del Este, la más rica área petrolífera del país.
Nimr Baqr al Nimr, de 55 años, fue condenado a muerte por “rebelión” y “desobediencia al soberano” y por “llevar armas”. La pena por rebelión lleva implícita la pena de exhibición pública del cadáver después de la ejecución.
Su arresto en Julio de 2012 se desarrolló de forma violenta. Las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra su vehículo hiriéndole. Dos de sus partidarios resultaron también heridos.
El arresto dio lugar a varios días de protestas en Qatif. Los manifestantes reclamaban la liberación de Nimr y otros ocho presos que han estado detenidos por sus opiniones políticas desde hace 16 años.
La respuesta saudí fue la de reprimir las protestas. Tres manifestantes resultaron muertos. En total, el régimen saudí mató a 20 manifestantes e hirió a otros 58 en la represión de las protestas pacíficas entre 2011 y agosto de 2012.
El número de manifestantes detenidos por las fuerzas de seguridad saudíes fue de 1.042 de los cuales 280 continúan en prisión, incluyendo 24 niños. Cinco de ellos han sido condenados a muerte por “utilizar la violencia contra la policía”.
Rechazo a la violencia
Nimr compareció en 13 ocasiones delante del tribunal de Riad desde el inicio de su proceso en Marzo de 2013. A pesar de las alegaciones esgrimidas contra él, lo cierto es que Nimr nunca ha abogado por la violencia como medio de efectuar cambios políticos en el país.
En agosto, el fiscal general saudí leyó el texto de un sermón pronunciado por el sheij en el que, según el fiscal, éste hacía un llamamiento en favor de la violencia. Sin embargo, lo cierto es que las palabras incluídas en texto muestran todo lo contrario: “Recomiendo a los jóvenes que no dejen arrastrar al empleo de la espada contra la espada de un régimen que busca empujar al pueblo hacia la violencia con el fin de justificar la represión de las protestas. Somos mucho más fuertes con nuestras palabras. Estamos dispuestos a morir. Nuestro movimiento no es pacífico en el sentido de la sumisión.”
“La condena a muerte de Nimr ha sorprendido a todos aquí y reducirá mucho más la credibilidad del estado entre los shiíes. Creo que el régimen busca realizar una muestra de fuerza contra cualquiera que piense en oponerse a él”, dijo Taufiq al Seif, un líder comunitario de Qatif.
Él cree que el régimen no se atreverá a ejecutar la sentencia. “Probablemente, ellos quieren mostrar la espada al pueblo, pero no utilizarla”, señaló.
Los shiíes hacen frente a una discriminación en los campos de la educación o el empleo público y algunos libros de texto escritos por funcionarios extremistas y clérigos wahabíes pagados por el Estado se refieren a ellos de una forma despreciativa.
Ellos también se quejan de restricciones en la construcción de lugares de culto y la celebración de las fiestas islámicas shiíes. Además, las regiones de Qatif y Ahsa, ambas de mayoría shií, reciben menos financiación que otras del mismo tamaño.
El gobierno saudí ha negado las acusaciones de discriminación, pero un informe de Human Rights Watch de 2009 considera que los shiíes de Arabia Saudí “hacen frente a una discriminación sistemática en los campos de la religión, la educación, la justicia y el empleo”.