Tropas de la Guardia Nacional y de la policía han sido desplegadas en varias ciudades estadounidenses y han protagonizado choques con manifestantes en Ferguson...
Tropas de la Guardia Nacional y de la policía han sido desplegadas en varias ciudades estadounidenses y han protagonizado choques con manifestantes en Ferguson, un suburbio de San Luis, en la tercera noche consecutiva de protestas tras el fallo del gran jurado de Misuri, que decidió exculpar al policía Darren Wilson, autor de la muerte por seis disparos el pasado 9 de Agosto de un adolescente negro desarmado, Michael Brown.
Se han producido protestas en 130 ciudades de EEUU, incluyendo Boston, Nueva York, Los Angeles, Dallas, Atlanta y otras.
El gobernador de Misuri, Jay Nixon, ha desplegado a 2.200 miembros de la Guardia Nacional dentro y en los alrededores de Ferguson. Vehículos militares fueron vistos en la localidad. La policía efectuó más de 200 arrestos en ella, mientras que el número de los detenidos a nivel nacional supera los 400.
La policía detuvo también a tres personas en una protesta cerca del City Hall de San Luis el miércoles, donde un grupo de activistas llevaron a cabo una parodia de la reunión del gran jurado.
En Boston, 45 personas fueron arrestadas el miércoles en varias protestas, que concentraron a más de 1.000 manifestantes. En Dallas, siete personas fueron detenidas por bloquear el tráfico en la Interestatal 35, una de las principales autopistas que discurren entre el norte y el sur del país.
En Nueva York, la policía trató de disolver una multitud que intentaba bloquear el Túnel Lincoln y el Puente Triborough y 10 manifestantes fueron arrestados.
En Los Angeles, los manifestantes lanzaron botellas y otros objetos a policías en el exterior de la principal comisaría de la ciudad y más tarde obstruyeron la Autopista de Hollywood. La policía disolvió una asamblea de manifestantes en la ciudad en la noche del miércoles y arrestó a casi 200 personas.
La Administración Obama, que en un principio llamó a respetar la decisión del gran jurado, afirma ahora que está investigando el tiroteo de Ferguson para ver si lleva el caso ante el tribunal federal de derechos civiles para que juzgue al policía y al Departamento de Policía de Ferguson como presuntos culpables de la violación de los derechos civiles del adolescente negro asesinado.
Muchos norteamericanos creen, sin embargo, que el caso Wilson ha mostrado que el establishment político norteamericano quiere impunidad para que la policía pueda “disparar a matar” y reprimir, sin temor a consecuencias, las protestas de la población civil.
Determinada a imponer políticas profundamente impopulares de austeridad, salarios bajos y guerra, la élite gobernante norteamericana parece inclinada a recurrir a métodos cada vez más autoritarios como la militarización de la policía, arrestos en masa, espionaje doméstico e impunidad hacia los crímenes cometidos por las fuerzas de seguridad.
EEUU acusa regularmente a otros países, como sucedió recientemente en Ucrania bajo el mandato del presidente Viktor Yanukovich, de reprimir “a su propio pueblo” y violar los derechos humanos. Esto sucede únicamente en los casos de que estos gobiernos tengan una política exterior independiente de Washington. El gobierno norteamericano ha impulsado, mediante agencias o ONGs estadounidenses o locales, “revoluciones de colores” en países como Ucrania y Georgia con el fin de derrocar a sus gobiernos e imponer otros sometidos a EEUU.
Sin embargo, el Estado norteamericano no duda en emplear los métodos más antidemocráticos de espionaje y represión violenta cuando el pueblo de EEUU muestra su oposición a las políticas económicas y sociales que han llevado a un empobrecimiento general de la mayoría de la población y a un enriquecimiento aún mayor de las élites gobernantes. Varios estudios han señalado que el 1% de la población de EEUU -la capa más rica- posee más del 50% de la riqueza del país.