Los presidentes de Irán y Rusia han mantenido recientemente una conversación telefónica en la que discutieron los “sustanciales progresos” en la última ronda de negociaciones nucleares en Viena.
Según una declaración del Kremlin, los presidentes de Irán y Rusia, Hassan Rohani y Vladimir Putin respectivamente, han mantenido recientemente una conversación telefónica en la que discutieron los “sustanciales progresos” en la última ronda de negociaciones nucleares en Viena y subrayaron la necesidad de lograr un acuerdo nuclear global en el plazo más corto posible.
“Ellos también discutieron la cooperación en áreas fundamentales, como la implementación de proyectos conjuntos”. Sin embargo, algunas “fuentes”, probablemente iraníes, dijeron al canal de televisión Al Mayadin que Putin aseguró a Rohani que Rusia no permitirá que las negociaciones nucleares continúen durante mucho tiempo y que el levantamiento de las sanciones impuestas contra Irán se demore mucho más tampoco.
Según señala Al Mayadin, Moscú ha mostrado su disposición a reforzar su alianza bilateral estratégica, incluyendo la coordinación con China, para levantar las sanciones impuestas contra la República Islámica.
La iniciativa del presidente Rohani de llamar al presidente ruso ha planteado algunas dudas sobre su intención. ¿Se trata de un reflejo de la voluntad de Irán de establecer vínculos estratégicos con Rusia o se trata de un mero movimiento diplomático de cortesía para agradecer a Moscú sus incansables esfuerzos para salvar las negociaciones nucleares de Viena? Quizás la respuesta a las dos cuestiones influirá en el diseño de la región y el mundo en la próxima etapa.
Al igual que Irán, Rusia hace frente en la actualidad a sanciones occidentales. A este respecto, Moscú cuenta con dos alternativas: aceptar un papel de subordinación con respecto a las potencias occidentales que le lleve a perder los logros estratégicos conseguidos durante la era del presidente Putin o construir una economía independiente y un sistema global alternativo al dominado por las potencias occidentales.
En este último y más probable caso, Irán jugaría un papel clave en la creación de un sólido trío estratégico con Rusia y China en el marco del grupo BRICS de países emergentes, que incluye también a India, Brasil y Sudáfrica, y en otras organizaciones como la Organización de Cooperación de Shanghai, a la que Irán desea unirse. Irán no sólo posee una gran fuerza económica sino también una enviable posición estratégica, una notable fuerza militar y alianzas sólidas con Siria, Iraq y Hezbolá. Rusia considera a Hezbolá como una potencia regional y un aliado y busca también restaurar sus posiciones en Iraq.
Posiblemente la tendencia hacia la creación de una alianza estratégica con Irán se ha convertido en dominnte en Rusia, dadas las ventajas que ello ofrecería para Moscú. Para Irán, esto sería también una gran oportunidad para fortalecer su independencia y resolver sus problemas económicos y financieros. Ambos países también comprenden que las potencias occidentales no están interesadas en cooperar con ellos sobre una base igualitaria, sino en debilitarles internamente. Aquellos que en Rusia o Irán no quieran comprender esto se engañan a sí mismos y están dañando los intereses de ambos países y su futuro.
Nahed Hattar