Rusia e Irán lanzarán el programa Petróleo por Mercancías en este año, anunció el jueves en Moscú el ministro ruso de Desarrollo Económico, Alexei Uliukayev.
Rusia e Irán lanzarán el programa Petróleo por Mercancías en este año, anunció el jueves en Moscú el ministro ruso de Desarrollo Económico, Alexei Uliukayev.
“La realización de este programa podría comenzar este mismo año”, indicó.
Por su parte, el ministro ruso de Energía, Alexander Novak, dudó de que las entregas puedan comenzar en este año. “En mi opinión no habrá ninguna entrega este año y no lograremos en él más que concluir la preparación de los documentos requeridos”, dijo a RIA Novosti.
Novak añadió que Rusia lleva a cabo negociaciones con sociedades iraníes con vistas a elaborar una lista de productos y servicios que serán entregados a Irán.
Rusia e Irán han firmado un contrato que implica que Teherán exportará el 2% de su producción anual de petróleo a Rusia a cambio de productos y bienes rusos en un momento en el que ambos países sufren las sanciones occidentales.
El acuerdo marco, que tiene una duración de cinco años, implica también “la construcción y reconstrucción de las capacidades energéticas de Irán y el desarrollo de infraestructuras para el aprovisionamiento de electricidad y de los sectores del gas y el petróleo”, indicó el Ministerio en un comunicado publicado el martes por la tarde.
Rusia suministrará también a Irán automóviles y equipos así como productos industriales y agrícolas.
El acuerdo recoge la exportación a Rusia de 70.000 barriles de petróleo iraníes diarios, una cifra pequeña teniendo en cuenta que la producción de Irán fue de 3,2 millones de barriles diarios el pasado año.
La Casa Blanca expresó en enero su “grave preocupación” por el contrato entre Rusia e Irán e intentó sabotearlo con amenazas a compañías iraníes y rusas. Aunque el contrato sea en principio más pequeño del iniciamente previsto no cabe duda de que él servirá para que ambos países se ayuden mutuamente a debilitar la influencia de las sanciones occidentales. El hecho de que ambos países dejen de lado al dólar y otras divisas occidentales en este contrato es también un golpe para el sistema financiero occidental por el ejemplo que ello puede suponer.
No cabe duda de que las sanciones occidentales y el incremento de las tensiones entre Rusia y EEUU han facilitado la firma de este contrato. Anteriormente, según dijo el experto ruso Andrew Baklitski al diario Kommersant, Moscú se abstuvo de llevar a cabo acciones en relación a Irán que pudieran generar una reacción adversa por parte de EEUU. Sin embargo, en la actualidad Rusia no tiene interés en escuchar las advertencias de Washington. Por otro lado, Irán, cuya importancia para Occidente ha crecido a la luz de los hechos en Iraq y de la búsqueda de fuentes alternativas al petróleo y gas de Rusia, tiene también un mayor margen de maniobra.