03-05-2024 05:43 PM Tiempo de Jerusalén

El acercamiento de Turquía a Rusia irrita a sus socios occidentales

El acercamiento de Turquía a Rusia irrita a sus socios occidentales

Moscú ha sorprendido a Washington con su movimiento de acercamiento hacia Turquía como muestra la reciente visita del presidente ruso a Ankara, justo después de la del vicepresidente estadounidense.

Según el analista Thierry Meyssan, Moscú ha sorprendido a Washington con su movimiento de acercamiento hacia Turquía –país miembro de la  OTAN– como muestra la reciente visita del presidente ruso, Vladimir Putin, a Ankara, justo después de la del vicepresidente estadounidense Joe Biden, y la conclusión de varios gigantescos acuerdos económicos entre Turquía y Rusia. Y esos acuerdos no sólo le sirven a Rusia para evadir las sanciones unilaterales de la Alianza Atlántica sino que además desorganizan profundamente ese bloque militar.

El rumbo que ha tomado el gobierno de Erdogan se ha convertido en un tema gravemente preocupante en el seno de la OTAN, sobre todo en la medida en que Turquía está convirtiéndose cada vez más en un aliado recalcitrante y tomando decisiones por su cuenta.

Así por  ejemplo, Ankara sigue ayudando a los extremistas que luchan contra el pueblo kurdo en  vez de unirse activamente a la coalición promovida por EEUU contra el EI. Es precisamente por eso que el vicepresidente estadounidense Joe Biden viajó a Ankara el 22 de noviembre. Todo indica que él advirtió al presidente turco Recep Tayyip Erdogan que tiene que respetar el orden estadounidense.

El 1 de diciembre, Vladimir Putin también viajó a Turquía, país que se niega a aplicar las sanciones occidentales contra Rusia. Durante la visita, Putin estableció una clara separación entre los temas económicos y las cuestiones políticas y presentó una oferta muy bien preparada: una alianza económica sin  precedente entre Rusia y Turquía.

Consciente de que esa inesperada oferta constituye su única salida ante las amenazas y el deterioro de sus relaciones con Washington, el  presidente Erdogan firmó todos los documentos que le presentaron los rusos. Él aceptó la ampliación del gasoducto submarino que ya conecta su país con Rusia a través del Mar Negro. También decidió comprar a buen precio el gas ruso e incrementar sus importaciones del mismo. Por otro lado, mostró su interés en cooperar con Moscú en la construcción de varias centrales nucleares civiles con el fin alimentar su industria y en vender a Rusia sus productos agrícolas, en un momento en el que las autoridades rusas han prohibido la importación de productos alimenticios de EEUU y Europa Occidental.

Otro factor que, sin duda, irritará a EEUU es el hecho de que Rusia y Turquía han decidido llevar a cabo sus intercambios comerciales en sus monedas nacionales y no en dólares. “Estimamos que es muy importante expandir el uso de nuestras monedas nacionales en los acuerdos económicos que suscribamos. Haremos todo lo posible para lograr este objetivo”, dijo Putin. En julio pasado, fue Turquía la que propuso a Rusia utilizar sus monedas nacionales en su comercio recíproco a fin de desembarazarse progresivamente del dólar.

Los intercambios comerciales bilaterales han alcanzado los 32.700 millones de dólares y Rusia se ha convertido en el segundo socio comercial de la Turquía tras la UE.

Putin buscó también conseguir el apoyo turco para la iniciativa rusa dirigida a lograr un acuerdo político entre el gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad, y la oposición política moderada. En este sentido, Putin reiteró ante Erdogan, uno de los patrocinadores de los grupos armados en Siria, su apoyo a Assad del que dijo que “disfruta de una enorme popularidad en Siria”, como han mostrado las recientes elecciones presidenciales en ese país. En este sentido, es probable que los recientes acuerdos económicos con Rusia influyan en la postura de Turquía hacia Siria dado que al gobierno de Erdogan no le interesa chocar directamente con Moscú en este tema en un momento de crecientes tensiones con Washington.