Los barrios de Alepo controlados por los grupos armados fueron el lunes el escenario de una manifestación de los residentes que reclaman la partida de los milicianos.
Los barrios de Alepo controlados por los grupos armados fueron el lunes el escenario de una manifestación de los residentes que reclaman la partida de los milicianos y la liberación de sus barrios por parte del Ejército, informó el corresponsal de Al Manar.
Los habitantes acusan a los grupos terroristas de haber creado una situación de hambre, de monopolizar los productos alimenticios y de llevar a cabo arrestos arbitrarios. Alepo, que es la segunda ciudad más grande de Siria, fue la capital económica del país antes de la crisis y es un objetivo estratégico para los beligerantes.
Según el periódico libanés Al Akhbar, el número de muertos en la ciudad es tal que sus parques han sido transformados en cementerios. Según la agencia iraní Irib, la mayor parte de los manifestantes eran hijos y padres de personas muertas, secuestradas o encarceladas por las milicias.
La mayor parte de los grupos armados en Alepo son de obediencia wahabí salafista, como es el caso del Frente Islámico dirigido por el pro-saudí Zahran Allush.
Según fuentes locales, las manifestaciones de protesta de los residentes que todavía quedan en los barrios bajo el control de los grupos armados se han multiplicado desde los últimos acontecimientos sobre el terreno, es decir, los progresos del Ejército sirio para cortar las vías de comunicación entre los terroristas de Alepo y el mundo exterior.
El Ejército sirio ha llevado a cabo desde la pasada semana una operación bautizada con el nombre de “Arcoiris” con el fin de establecer un asedio a los barrios de Alepo en poder de los grupos terroristas. El Ejército opera un avance en la actualidad hacia los barrios de la entrada norte de la ciudad con el fin de establecer un cerco total sobre los militantes.
Como reflejo de la desmoralización de estos últimos, cabe indicar que algunos grupos de los barrios Halak y Haidariyyah, próximos a la zona de combates, han decidido renunciar a participar en la lucha. Ellos han expresado su deseo de lograr un acuerdo de reconciliación con el Estado y de garantizar la seguridad de sus barrios para impedir que grupos extremistas, como el Frente al Nusra, se infiltren en ellos para combatir allí a las tropas regulares.
Rechazo al alto el fuego
Esto tiene lugar en un momento en el que el jefe del así llamado “Consejo Militar Revolucionario de Alepo”, Zaher al Saket, cuya sede se encuentra en la ciudad turca de Ghazi Antab, ha rechazado la propuesta del enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, de detener los combates en la ciudad.
Saket calificó la medida de “un intento de salvar a Assad” y dijo que su milicia, el pro-saudí Frente Islámico, tiene “todos los medios” para continuar la lucha “hasta la última gota de sangre”.